Iba a ser la mayor operación en la historia de la industria de los semiconductores. Con un argumento tan convincente como
40.000 millones de dólares, Nvidia se postulaba para tomar el control de ARM si lograba convencer a las autoridades de su buena voluntad y capacidad para compartimentar las labores de ambas empresas. Pero la compra no se materializaba. No son retrasos, aseguraba hace poco Jensen Huang, CEO de Nvidia, sino simples
asuntos administrativos que llevarían su tiempo resolver. Unas trabas que, según
Bloomberg, han terminado por torpedear la operación. La agencia de…