Bungie es una filial de Sony, pero el acuerdo de compra le otorga al equipo de desarrollo de Bellevue un trato algo diferente al resto. La compañía liderada por Pete Parsons es una filial independiente y multiplataforma, que además mantiene la capacidad para editar sus propios juegos. En otras palabras, Bungie no se limitará a desarrollar títulos para PlayStation, algo que le permitirá seguir apostando por el PC, plataforma sin la cual es muy difícil tener éxito en el mercado de los juegos como servicio. Xbox también puede ser uno de sus objetivos.
Para Kenichiro Yoshida, director ejecutivo de Sony, la compra de Bungie “representa un gran paso adelante para ser más multiplataforma” y espera que sirva de “catalizador para mejorar las prestaciones de nuestros juegos como servicio”. Sony confía en que la ayuda, la experiencia y la tecnología de Bungie le permitan lanzar más de 10 juegos como servicio antes de marzo de 2026. Quedan cuatro años y mucho trabajo por delante. Uno de estos títulos es un proyecto de Bungie, que espera tener lista una nueva propiedad intelectual antes de 2025.
Los equipos de PlayStation Studios son ampliamente conocidos por sus juegos para un jugador. Por ejemplo, tenemos a Insomniac Games (Spider-Man, Ratchet & Clank), Naughty Dog (Uncharted, The Last of Us), Guerrilla Games (Horizon, Killzone), Santa Monica Studio (God of War) y Sucker Punch Productions (Ghost of Tsushima). Sony no quiere forzar a estos equipos a desarrollar juegos como servicio, así que compra aquellos que lo pueden hacer. Bungie es uno de ellos, pero hay otros como Firewalk Studio y Haven Studios.
Como curiosidad, una tercera parte de los 3.600 millones de dólares que Sony ha pagado por Bungie irán destinados a los empleados, que cobrarán su parte siempre y cuando no abandonen el estudio.