“Estamos haciendo crecer nuestros estudios de forma orgánica y mediante compras”, dice Jim Ryan. “Hemos adquirido cinco estudios a lo largo de 2021, estamos en conversaciones con Bungie y tenemos más planes. Esto nos lleva a un círculo virtuoso en el que el éxito lleva al éxito”. Durante el año pasado Sony compró Housemarque (Returnal, Resogun), Nixxes Software (un especialista en ports para PC), Firesprite (un equipo fundado por exmiembros de Psygnosis), Bluepoint Games (Demon’s Souls) y Valkyrie Entertainment (un equipo de apoyo).
Se desconoce cuánto ha pagado Sony por estos estudios, pero seguro que ninguno de ellos ha costado tanto como Bungie, por el que ha acordado abonar 3.600 millones de dólares. Una tercera parte de este dinero, 1.200 millones de dólares, se destinarán a la retención de los empleados. Bungie es el desarrollador de Destiny, pero Sony parece más interesada en su experiencia y herramientas para sacar adelante juegos como servicio. El objetivo de la compañía japonesa es lanzar más de 10 juegos como servicio en los próximos cuatro años.
Veremos qué estudios comprará Sony en el futuro. Por ahora su última adquisición ha sido la de Haven Studios, un equipo de desarrollo afincado en Canadá y liderado por Jade Raymond que trabaja en una nueva experiencia multijugador AAA. Sony no ha sido la única compañía que ha sacado la cartera. Solo el pasado enero se adquirieron compañías de videojuegos por valor de 85.400 millones de dólares, una cifra récord que se consiguió gracias a la compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft a cambio de 68.700 millones de dólares.
El resto de dinero lo pusieron Take-Two, que acordó pagar 12.700 millones de dólares por Zynga, y Sony con los mencionados 3.600 millones de dólares que abonará por Bungie.