“Lo primero que me gustaría decir es que respetamos las decisiones y filosofía de todos los competidores”, dice Ryan a AV Watch. “No hay duda de que el precio es un factor importante [...] Sin embargo, estamos totalmente comprometidos y creemos en nuestra estrategia y en el resultado que tendrá. Si nos fijamos en la historia del negocio de los videojuegos, podemos decir que la creación de una consola de bajo precio y menores prestaciones es algo que no ha tenido grandes resultados. Hemos considerado esta opción, pero hemos visto cómo otros ejecutivos lo han intentado y descubrieron lo problemático que es".
“Según nuestros estudios, queda claro que las personas que compran una consola quieren usarla durante cuatro, cinco, seis e incluso siete años”, añade Ryan. “Quieren confiar en que han comprado algo que está preparado para el futuro y que no quedará obsoleto en dos o tres años. Quieren tener la seguridad de que su consola tendrá soporte para ese nuevo televisor 4K que están considerando comprar”.
Sony abordará la nueva generación con dos modelos de PlayStation 5. Su hardware es el mismo, la versión con disco Ultra HD Blu-ray tiene un precio de 499 euros y la digital cuesta 399 euros. Por su parte, Microsoft ha decidido ofrecer dos variantes de Xbox Series con diferentes especificaciones y objetivos de rendimiento. Xbox Series X apunta a los 4K y 60 FPS a cambio de 499 euros, mientras que Xbox Series S se venderá por 299 euros y su meta es ejecutar los juegos a 1440p y 60 FPS pero con soporte para el escalado hasta 4K.
Sony también se ha desmarcado de Microsoft a la hora de no ofrecer un servicio de suscripción que integre en su catálogo todos los juegos first-party desde el día su lanzamiento. Por el contrario, Microsoft mantiene y refuerza su apuesta por Xbox Game Pass, que se presenta como una punta de lanza para conquistar la próxima generación de consolas.