Según explica a Nikkei el ingeniero Yasuhiro Ootori, uno de los responsables del diseño de PS5 (y el protagonista de su despiece), el ventilador de 120 mm de diámetro y 45 mm de grosor determinó el tamaño de la consola, que necesita una toma de aire doble para enfriar ambos lados de la placa por igual. En Xbox Series X el aire lo disipa un ventilador de 130 mm que también fue el responsable de marcar las dimensiones de la consola (301 mm x 151 mm x 151 mm), que presenta una proporción casi exacta de 2:1 de dos cubos apilados.
Ootori afirma que PS5 podría haber sido más pequeña si el equipo de diseño de hardware de Sony hubiera optado por instalar dos ventiladores más pequeños, uno para cada lado de la consola. Sin embargo, administrar dos ventiladores es más complicado y el coste de fabricación sería más alto.
El ventilador ha impuesto el tamaño de PS5 y Xbox Series X, pero su diseño es muy distinto. Decisiones estéticas al lado, esta diferencia se debe en parte a la placa donde encontramos todos los componentes. La de PS5 es monolítica y la de Xbox Series X está dividida. Otra divergencia la tenemos en el disipador. El de PS5 usa un caloducto y su forma y flujo de aire permiten alcanzar el rendimiento de una cámara de vapor. En cambio, Xbox Series X usa una cámara de vapor para una distribución uniforme de las temperaturas.
Mecanismo de refrigeración con metal líquido de PS5
El sistema de refrigeración de PS5 destaca por el uso de metal líquido como conductor térmico (TIM). Ootori explica a Nikkei que eligieron este mecanismo de refrigeración debido a la alta densidad térmica que produce un SoC de la consola, donde el procesador puede alcanzar los 3,5 GHz y la gráfica los 2,23 GHz. Además, el cubo del SoC es muy pequeño. Según Digital Foundry mide algo más de 308 mm2 mientras que el de Xbox Series X ocupa 360,4 mm2.