Según explica People Can Fly, desde que Outriders completó su desarrollo y se puso a la venta, cosa que ocurrió el 1 de abril de 2021, la compañía tenía derecho a recibir royalties. Pero antes de que esto pueda pasar Square Enix debe cubrir los costes de desarrollo, promoción y distribución. A 31 de diciembre de 2021 la compañía polaca aún no había ganado ni un céntimo en concepto de regalías, “lo que significa que en la fecha del informe los ingresos netos por la venta de Outriders eran insuficientes para recuperar los costes [...]”.
Además, People Can Fly avisa a los inversores de que "no existe garantía” de que los ingresos por las ventas de Outriders vayan a ser suficientes como para que Square Enix recupere su inversión y se puedan empezar a dividir los beneficios. Durante su primer mes el juego superó los 3,5 millones de jugadores únicos, pero en esta cifra se incluyen los usuarios que accedieron al título mediante Game Pass.
En verano del año pasado, cuando People Can Fly hizo notar por primera vez que Outriders aún no era un juego rentable, el director ejecutivo del estudio Sebastian Wojciechowski reconoció que no tenían cifras de ventas, pero dijo que según sus estimaciones internas el título había despachado entre 2 y 3 millones de unidades. En opinión de Wojciechowski, con estos números Outriders ya tendría que estar dando beneficios. Seis meses después y con alguna copia vendida más, la situación es la misma: no hay royalties.
Los resultados de People Can Fly dicen que Outriders no es un juego rentable, pero a pesar de ello Square Enix y el desarrollador han sacado adelante una expansión llamada Worldslayer que estará disponible el 30 de junio. Los próximos resultados económicos del estudio polaco nos dirán si este nuevo contenido de pago ha ayudado a que el juego entre en beneficios. A día de hoy parece difícil que esto termine pasando y llegados a este punto a Square Enix quizás le vale con alcanzar el punto de equilibrio.
Durante los últimos años a Square Enix le ha costado lanzar juegos occidentales tan rentables como sus sagas japonesas. Outriders es una muestra de ello. También lo es la decisión de vender los estudios Crystal Dynamics, Eidos Montréal y Square Enix Montréal junto a las propiedades intelectuales Tomb Raider, Deus Ex, Thief y Legacy of Kain por 300 millones de dólares.