El proyecto de ley busca evitar que las grandes tecnológicas que dominan el mercado de aplicaciones exijan a los desarrolladores usar su respectivo sistema de pago. Esto supone un duro golpe para Google y Apple, cuyo modelo de negocio en este sector se basa en monopolizar la pasarela de pago y cobrar un 30 % de todas las transacciones. La única forma de reducir esta comisión es facturar menos de un millón de euros al año o lograr firmar un acuerdo privado, algo que solo está al alcance de las grandes compañías como Amazon.
La nueva legislación coreana también prohíbe a los responsables de las plataformas de aplicaciones retrasar la aprobación de apps o eliminarlas sin justificación, una medida que busca evitar represalias contra los desarrolladores. Las compañías que no cumplan con la ley podrían recibir una multa de hasta el 3 % de sus ingresos en Corea del Sur por parte de la Comisión de Comunicaciones del país.
Corea del Sur podría ser el inicio de la pesadilla para Google y Apple, ya que según indica The Wall Street Journal esta ley será una referencia para otros países que también buscan doblegar a estos dos gigantes. Por ejemplo, en Estados Unidos tenemos por un lado a 36 fiscales con una demanda contra Google por posición dominante a través de la Play Store, y por otro el juicio que enfrenta a Epic Games contra Apple y Google, mientras que en Europa Apple tiene abierta una investigación por prácticas anticompetitivas en la App Store.
Apple y Google ya han respondido. Apple afirma que la propuesta de ley que la obligará a permitir otros sistemas de pago pondrá en riesgo a los usuarios que compran a través de la App Store y debilitará las protecciones de privacidad. Por su parte, Google sostiene que la comisión que cobra sirve para mantener la tienda y ayuda a que Android sea gratuito. “Al igual que a los desarrolladores les cuesta dinero crear una aplicación, a nosotros nos cuesta dinero crear y mantener un sistema operativo y una tienda de aplicaciones”, dice Google.
Para los desarrolladores tener la posibilidad de usar sistemas de pago propios u ofrecidos por terceros significa competencia, lo que se debería traducir en comisiones más bajas. Que este descuento llegue a los clientes es harina de otro costal.