Casi como si quisiera callar a esas voces más maledicentes que murmuraban en las esquinas la desaparición de su arquitectura gráfica, Intel ha desvelado en la Computex las nuevas Arc Pro B50 y B60, dos tarjetas de orientación bien diferenciada y con un rendimiento a priori elevado. La Intel Arc Pro B50 se orienta al renderizado tradicional, mientras que la Arc Pro B60 ataca lo que Intel describe como estaciones de trabajo de inferencia, que es una forma algo técnica de hablar de procesamiento de IA local.
Con un precio de solo 299 dólares, la Intel Arc Pro B50 parece una tarjeta muy competitiva, ofreciendo 16 núcleos Xe de segunda generación y 16 GB de VRAM (224 MB/s) para entregar hasta 170 TOPS. Esta cantidad de memoria es muy superior a la integrada por cualquier rival el su horquilla de precios, y le permitiría defenderse extremadamente bien a la hora de trabajar con herramientas como SolidWorks, pero también con IA, en parte gracias a unos controladores optimizados que prometen un rendimiento que duplica con creces el de sus drivers para juegos.
En cuanto a la Intel Arc Pro B60, estamos hablando de una tarjeta con un TBP de 120 a 200 W y 20 núcleos Xe. En este caso la memoria alcanza nada menos que 24 GB, y ha sido diseñada tanto para trabajar de forma unitaria como para instalarse en equipos multiGPU, haciendo posibles configuraciones con hasta 8 tarjetas bautizadas, unas estaciones de trabajo especiales que Intel ha bautizado como Project Battlematrix.
Según el fabricante, la Arc Pro B60 puede superar ampliamente el rendimiento de una RTX 5060Ti en trabajos de IA, pero con un precio que debería rondar los 500 dólares.
A juzgar por la hoja de ruta presentada durante la feria, Intel planea que sus nuevas tarjetas profesionales disfruten de soporte a largo plazo, lo que da a entender que la gama Arc mantiene su importancia dentro de la estrategia de productos de la empresa.