La historia entre el fondo soberano de Arabia Saudí y Nintendo es corta pero intensa. En mayo de 2022 el PIF compró el 5,01 % de las acciones de Nintendo en una operación valorada en 2.855 millones de euros. En enero de 2023 el fondo subió su participación al 6,07 % y el pasado miércoles mordió de nuevo el pastel para alcanzar el 7,08 %. Dos días después Arabia Saudí pisa de nuevo el acelerador, incrementa su participación en Nintendo al 8,26 % y pasa a ser el mayor inversor extranjero de la compañía japonesa. También es el segundo mayor inversor por detrás del The Master Trust Bank of Japan, que controla un 17,63 % de las acciones.
En el caso de Electronic Arts (EA) el fondo soberano ha aumentado su participación del 5,1 % al 5,8 % tras la adquisición de más de 2 millones de acciones a finales de 2022, según revela un informe publicado por la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) de Estados Unidos. Esta misma agencia también confirma que Arabia Saudí adquirió el año pasado cerca de tres millones de títulos de Take-Two para ampliar del 5,3 % al 6,8 % su participación en el accionariado de la compañía responsable de Grand Theft Auto. Las dos operaciones se ejecutaron entre octubre y noviembre de 2022, pero el informe de la SEC se ha publicado esta semana.
Según informa Associated Press en base a los datos del Nasdaq, Arabia Saudí tiene acciones de Electronic Arts por valor de 1.700 millones de dólares, mientras que su participación en Take-Two es de 1.200 millones de dólares. Por otro lado, su exposición en Activision Blizzard sube hasta los 2.900 millones de dólares, una inversión que podría ser muy rentable si finalmente Microsoft se hace con la compañía a cambio de 68.700 millones de dólares.
El Fondo Soberano de Arabia Saudí controlado por el príncipe heredero Mohamed bin Salman cuenta con un total de 400.000 millones de dólares para ayudar al país a completar una transición económica a un futuro sin petróleo. Una ingente cantidad de dinero salpicado por la polémica debido a la falta de transparencia y el desprecio que el régimen monárquico tiene por los derechos humanos. Otra de las especialidades de Arabia Saudí es usar el deporte (como la Supercopa de España) para limpiar su imagen, una práctica en la que compite con Catar.