Albert Penello recuerda que tanto PlayStation 4 como Xbox One son consolas diseñadas para ofrecer vídeo en 1080p, pero pocos años después de su lanzamiento los monitores y televisores 4K (2160p) se empezaron a popularizar, así que tanto Sony como Microsoft se vieron en la necesidad de ofrecer una consola a la altura de esta resolución. Ahí es donde entraron PlayStation 4 Pro y Xbox One X, que gracias a su mejor hardware y tecnología pueden ejecutar juegos en 4K. También sirven para ver streamings de vídeo en esta resolución.
El próximo paso son los 8K y Penello cree que “es poco probable” que los televisores con esta resolución se generalicen de la misma forma que lo han hecho los 4K. El directivo, que actualmente forma parte de Amazon, considera que es más factible que las mejoras sean en nits para un mejor HDR o una mayor velocidad de fotogramas por segundo. En este sentido, tanto el procesador como la tarjeta gráfica de PS5 y Xbox Series X no deberían tener problemas. De hecho, DiRT 5 ofrecerá un modo donde alcanzará los 120 FPS.
“De esta forma, las actualizaciones a mitad de generación no solo son menos viables en términos financieros y técnicos, sino que también son menos necesarios para estar al día con las tecnologías de visualización”, dice Albert Penello. El ejecutivo también recuerda que en un lapso de tres años es poco probable que una consola de 20 o 24 teraflops sea viable. La tecnología necesaria tendría un coste muy alto y el precio de venta sería demasiado elevado incluso para los jugadores más entusiastas.
PlayStation 5 y Xbox Series X estarán disponibles a finales de año y pensar en revisiones que mejoren sus prestaciones de aquí tres o cuatro años parece prematuro. Pero las palabras de Albert Penello tienen sentido y experiencia dentro de la industria no le falta. Sin embargo, la tecnología avanza muy rápido. Por otro lado, nadie debería descartar los modelos slim y las tradicionales revisiones que mejoran la fabricación de la consola o modifican algún componente sin influir en su rendimiento.