Según múltiples medios con conocimiento de los hechos, Musk cesó con carácter fulminante al CEO de Twitter, Parag Agrawal; al jefe de finanzas de la compañía, Ned Segal; a Sean Edgett, jefe del departamento legal (que según algunas fuentes fue escoltado fuera del edificio); y a la responsable de políticas, confianza y seguridad, Vijaya Gadde. Esta última estaba en la diana desde tanto tiempo o más que el propio Agrawal, puesto que desde su puesto confeccionaba las políticas de expulsión y comportamiento. Musk también desconfiaba de Gadde por considerarla parte del grupo de ejecutivos que le han estado escondiendo la auténtica cifra de bots en Twitter.
El pájaro está libre, afirmaba Musk tras tomar el control de Twitter.
Además de renovar la cúpula directiva, Musk ya tiene preparados otros cambios de gran calado. Aunque fuentes consultadas por Bloomberg indican que su papel como CEO de Twitter será solo temporal y que piensa dimitir próximamente para instaurar a una persona de su confianza, Musk ya tendría desarrolladas algunas estrategias con implicaciones a largo plazo. Una de ellas sería la revisión completa de las políticas de expulsión, acabando con los baneos perpetuos y permitiendo que las personas anteriormente expulsadas de por vida puedan regresar.
Por el momento no está claro si esta decisión ya es firme y cuándo entraría en vigor.
Otra sorpresa es la revisión del código fuente de Twitter. Según indican varias fuentes, Musk bloqueó a los ingenieros de Twitter el acceso al código de la red social para impedir que pudieran introducir cambios mientras se finalizaban los últimos aspectos legales de la operación de compra. En paralelo, los jefes de producto de Twitter mostrado las entrañas de Twitter a un grupo de ingenieros de Tesla, que ahora procederán a revisar el código y el funcionamiento de la plataforma para informar a Musk de las necesidades de la compañía.
Los próximos meses van a ser intensos para los empleados de Twitter. Sin duda habrá más despidos, aunque Musk afirma que no serán del 75 % como se rumoreaba. Y a pesar de que antes de finalizar la compra su nuevo propietario aseguró a los anunciantes que no permitirá que Twitter se convierta en un infierno, sin duda cualquier cambio en las políticas de moderación y privacidad será objeto de polémica.