“A día de hoy, la página web de OpenAI sigue afirmando que su objetivo es garantizar que la inteligencia artificial ‘beneficie a toda la humanidad'. Sin embargo, OpenAI se ha transformado en una filial de facto y de código cerrado de la mayor empresa tecnológica del mundo: Microsoft”, se puede leer en la demanda presentada por Musk, que a día de hoy no conserva ninguna participación en la compañía. La demanda contra Altman y Brockman se debe a que en su momento ambos se comprometieron a convertir el proyecto OpenAI en una organización sin ánimo de lucro y su tecnología en código abierto.
Musk considera que el acuerdo fundacional de OpenAI se ha roto de diferentes maneras, incluyendo mantener el diseño del modelo GPT-4 en secreto, una decisión que según la demanda fue “principalmente impulsada por consideraciones comerciales, no de seguridad”. También sostiene que el modelo GPT-4 es “de facto un algoritmo propietario de Microsoft”. Asimismo, argumenta que la multimillonaria alianza entre OpenAI y Microsoft es una muestra de que el compromiso de desarrollar una IA de forma segura se ha roto.
El objetivo de la demanda es obligar a que OpenAI cumpla con su acuerdo fundacional, y “recupere su misión de desarrollar una inteligencia artificial general en beneficio de la humanidad” en lugar de favorecer a Altman, Brockman y Microsoft.
Musk ha alertado en más de una ocasión de los riesgos que la IA puede tener para la sociedad y llegado a pedir medidas para evitar que estos sistemas se utilicen para sustituir a los humanos. Según la demanda, el modelo GPT-4 no solo es capaz de razonar, sino que lo hace “mejor que el promedio de los humanos”. El año pasado Musk y una serie de personalidades del mundo de la tecnología y la investigación de IA, firmaron una carta abierta donde pedían poner en pausa el entrenamiento de sistemas de IA. Más tarde, el empresario fundó su propia empresa de IA, xAI, y lanzó un bot de IA en su red social.
En la demanda también se hace referencia al culebrón que OpenAI vivió a finales del año pasado y que terminó con una reestructura de la junta y Altman readmitido. El texto asegura que tras el despido de Altman, este se juntó con Brockman y Microsoft para usar la influencia que la tecnológica tenía sobre OpenAI para reemplazar los miembros de la junta por personas elegidas a dedo. En opinión de Musk, estos nuevos miembros no tienen suficiente experiencia en IA y no están preparados para determinar si OpenAI ha alcanzado la inteligencia artificial general, una hipotética IA que iguala o supera a la inteligencia humana promedio.