Para empezar, Phil Spencer dice que en el ecosistema Xbox no hay un modelo de negocio que consideren ganador. El ejecutivo sostiene que Microsoft no descarta ninguna vía para vender juegos o contenido, así que apoyan el comercio minorista, el digital, la suscripción y los títulos free-to-play. Game Pass es la gran apuesta de la compañía y Spencer reconoce que a menudo los desarrolladores le preguntan si serán viables en Xbox en caso de que su juego no forme parte de la suscripción. La respuesta es afirmativa. Hay vida más allá de Game Pass.
Spencer también defiende el comercio minorista, afirmando que se trata de un modelo de compra y venta de juegos que sigue siendo “es una parte importante del estado de resultados”. Asimismo, el ejecutivo quiere que los “juegos free-to-play prosperen en nuestra plataforma”. “Realmente se trata de diversidad en los modelos de negocio”, añade Spencer. El responsable de Microsoft Gaming rechaza la idea de que los videojuegos estén siguiendo los pasos de otras formas de entretenimiento que se consolidan en torno a un único modelo de negocio.
Esta visión de Microsoft con los modelos de negocio para vender software o contenido es muy similar a la que tiene a la hora de ofrecer juegos en la nube. La compañía ha apostado decididamente por esta forma de entregar juegos, pero la ofrece como una opción más incluida en Game Pass Ultimate. La nube no ha quitado el sitio al juego local, se trata de una alternativa más para jugar en dispositivos móviles, vía web o incluso en una Xbox One.
Microsoft apoya todos los modelos de negocio, pero cuando toca ofrecer estadísticas y cifras suele destacar las de Game Pass. Por ejemplo, Sarah Bond sostiene que los usuarios de Game Pass son jugadores con un mayor compromiso. No solo juegan a más juegos, sino que también gastan “un 50 % más que los no suscriptores”. Parece que bajar la barrera de entrada es rentable. Por otro lado, sabemos que Game Pass tiene 25 millones de clientes y que según Phil Spencer es un negocio “muy, muy sostenible”.