Durante las últimas dos décadas la franquicia FIFA ha acumulado unas ventas por valor de 20.000 millones de dólares. No es ningún secreto que cada entrega de la saga FIFA vende millones de copias y consigue recaudar cientos de millones de dólares al año gracias a FUT, un éxito del que la FIFA también desea participar. Actualmente el acuerdo de licencia entre ambas compañías está valorado en 150 millones de dólares al año y se ha convertido en el mayor acuerdo comercial del organismo que rige al fútbol mundial, que ahora quiere más.
El contrato que permite a Electronic Arts llamar FIFA al juego de fútbol que cada año pone a la venta termina en diciembre de 2022 (cuando se celebra el Mundial de Catar), y desde hace dos años ambas partes mantienen conversaciones para renovar la alianza. El principal escollo es financiero, ya que la FIFA quiere doblar el dinero que recibe, limitar el alcance de los derechos que otorga a EA Sports y firmar un acuerdo que le permita ingresar más de 1.000 millones de dólares cada cuatro años. Electronic Arts no está por la labor.
La ventaja de Electronic Arts en esta negociación es que su franquicia de fútbol no tiene competencia y su posición en el mercado es de un dominio casi total. La compañía tiene las licencias de las principales competiciones europeas (Champions League y Europa League), los derechos de competiciones nacionales como la Premier League y LaLiga Santander, acuerdos con cientos de clubs y ayer renovó su alianza con FIFAPro. La competencia es eFootball 2022 de Konami, cuyo lanzamiento ha sido un desastre mayúsculo.
A día de hoy no hay nada escrito en piedra y queda tiempo para que Electronic Arts y la FIFA lleguen a un acuerdo. Sin embargo, EA Sports ya ha revelado públicamente que está dispuesta a abandonar FIFA, un movimiento que aumenta la presión sobre el organismo que dirige Gianni Infantino.