“A la Comisión le preocupa que la propuesta de adquisición pueda reducir la competencia en los mercados de distribución de videojuegos para consolas y ordenadores personales y de sistemas operativos para PC”, dice la Comisión Europea en su comunicado. La institución sostiene que la investigación preliminar demuestra que la transacción puede “reducir significativamente” la rivalidad en los mencionados mercados de distribución, así como en el de los servicios de suscripción de juegos y de transmisión de juegos en la nube.
“En particular, a la Comisión le preocupa que, con la adquisición de Activision Blizzard, Microsoft pueda restringir el acceso a los juegos de Activision Blizzard en consola y PC [..]”. A Bruselas le inquieta especialmente la situación de los títulos AAA y como ejemplo menciona a Call of Duty. La Comisión también comenta que la investigación preliminar sugiere que Microsoft tiene la capacidad, así como el incentivo económico, de impedir que los juegos de Activision Blizzard lleguen a otras consolas o que lo hagan en términos y condiciones peores. Lo mismo se aplica a los servicios de suscripción de juegos y de transmisión de juegos en la nube.
Todo el mundo, incluyendo los interesados, esperaba que la Comisión Europea pusiera en marcha una investigación en profundidad. Estamos hablando de una operación valorada en 68.700 millones de dólares y lo extraño sería que se hubiera aprobado tras una revisión rutinaria. Cuando Microsoft anunció el acuerdo para comprar Activision Blizzard, ya avanzó que su previsión era cerrar la adquisición durante el año fiscal 2023 que llegará a su fin en junio del próximo año. Para entonces la Comisión, la FTC y la CMA ya habrán dicho la suya.
La CMA se pronunciará como muy tarde en marzo de 2023, mientras que la FTC podría emitir su veredicto a finales de mes.