El jurado ha respondido sí por unanimidad a todas las preguntas que se le plantearon: que Google ejerce un poder monopolista en el mercado de la distribución de apps de Android y en el de servicios de facturación dentro de las apps, que llevó a cabo acciones anticompetitivas en esos mercados y que Epic Games se vio perjudicada por ese comportamiento. También resolvieron que Google tiene un vínculo ilegal entre su tienda de apps Google Play y su servicio de facturación Google Play Billing, y que los acuerdos del Project Hug mediante el cual se pagó a desarrolladores para que no dejaran la tienda de aplicaciones era anticompetitivo.
A pesar de que aún no sabemos qué ha ganado Epic Games, la victoria se considera histórica, especialmente después de que la compañía perdiera contra Apple. Sin embargo, el caso contra Google ha resultado ser muy diferente. Esto se debe a la existencia de una serie de acuerdos secretos como el firmado con Spotify para evitar el pago de la comisión de la Play Store o los 360 millones de dólares abonados a Activision Blizzard para que no abandonara la tienda de apps; unos pactos que estaban específicamente diseñados para mantener a raya las tiendas de terceros. Además, ha quedado demostrado que Google teníamiedo de Epic Games en particular.
La decisión es un duro golpe para Google y para el resto de compañías tecnológicas que tienen un control absoluto sobre sus plataformas de Internet. En este terreno entran tanto Apple como Amazon, que podrían verse obligadas a permitir servicios de facturación alternativos, una medida que reduciría sus ingresos. Sin embargo, el final de este caso aún queda lejos. Google ya ha avanzado que apelará la decisión del jurado, pues en su opinión Android y Google Play ofrecen más opciones de elección y son más abiertos que cualquier otra gran plataforma similar.