A día de hoy los diseñadores de videojuegos se ven obligados a crear pasillos y ascensores para ganar tiempo y evitar las limitaciones del hardware actual mientras la consola carga los datos de la siguiente zona. Con Xbox Series X se pretende que esta triquiñuela desaparezca y ahí es donde entra Xbox Velocity Architecture, que se anuncia como la “solución definitiva” para la transmisión de datos en los títulos de próxima generación. Este también es uno de los caballos de batalla de PlayStation 5 y su SSD ultrarrápido.
“Si nuestro procesador de diseño personalizado es el corazón de Xbox Series X, la Xbox Velocity Architecture es su alma”, dice Jason Ronald.
El SSD es la base de Xbox Velocity Architecture. Se trata de una unidad de almacenamiento personalizada de 1 TB que ofrece 2,4 GB/s de rendimiento de E/S (entrada / salida) sin procesar, más de 40 veces que en Xbox One. Según Ronald, el SSD de Xbox Series X brinda un “rendimiento constante y continuo en lugar del máximo rendimiento”, el mismo que tendrá la tarjeta de expansión siempre que se adquiera una unidad oficial de Seagate. Se desconoce por ahora qué precio y tamaños tendrán.
En software tenemos la hardware accelerated decompression, un descompresor estándar que junto a un algoritmo específicamente diseñado para datos de textura promete reducir el tamaño total de la información que requiere un juego. “Suponiendo una relación de compresión de 2:1, Xbox Series X ofrece un rendimiento efectivo de 4,8 GB/s en rendimiento de E/S”, unas 100 veces más que en la generación actual, detalla Ronald. Por su parte, con la API DirectStorage los desarrolladores tendrán el control de las operaciones de E/S.
Por último, nos encontramos con el Sampler Feedback Streaming (SFS). Esta función añade nuevas capacidades a la tarjeta gráfica de Xbox Series X para que cargue en la memoria y bajo demanda las texturas del juego optimizadas (mipmaps y mips) en diferentes niveles de detalle y resolución. Su objetivo es reducir la pérdida de memoria efectiva y ancho de banda de E/S.