Durante una audiencia del Comité de Supervisión del Senado, Hassan afirmó que “a día de hoy las cajas de botín son endémicas en la industria de los videojuegos” y resaltó que su implementación abarca desde juegos casuales para smartphones hasta los más recientes títulos de alto presupuesto. Además, añadió que en 2022 las cajas de botín representarán una industria de 50.000 millones de dólares. Una cifra posiblemente extraída de un informe publicado por Juniper Research el pasado mes de abril y donde también se recomienda su regularización.
Hassan advirtió que los niños pueden ser particularmente susceptibles a la hora de comprar a cambio de dinero real cajas de botín, ya que a menudo las consideran como un elemento integral del videojuego. También señaló que en otros países ya se está investigando o estudiando cómo regular esta forma de monetización, que para algunos se puede equiparar a las apuestas. En Bélgica juegos como NBA 2K19, FIFA 2019, Overwatch y Counter-Strike ya se han visto obligados a eliminar la opción de adquirir cajas de botín, mientras que Square Enix directamente ha retirado tres juegos para móviles.
La reacción de la Entertainment Software Association (ESA), la organización estadounidense que reúne a la mayor parte de los grandes editores de videojuegos, no se ha hecho esperar. En un comunicado afirman que “las cajas de botín son una forma de mejorar la experiencia que ofrecen los videojuegos” y que en ningún caso se puede comparar con las apuestas. La ESA defiende que las cajas de botín no tienen valor en el mundo real, que siempre ofrecen algo que mejora la experiencia y que su compra es opcional.
En nuestro continente ni la Unión ni la Comisión Europea han iniciado por ahora ninguna investigación, pero hace un par de meses varios reguladores mostraron su preocupación por la borrosa línea entre los videojuegos y las apuestas.