Tambores de guerra en la puerta sur de la ciudad. El ruido ensordecedor de un ejército de 100.000 almas hambrientas, los tenescowri, comandadas por su líder, Anaster, que se prepara para asaltar Capustan. A su lado los urdomen y sus Urdo, y en un trono portátil transportado por esclavos, el vidente Painita, observando la situación con inmenso placer.
Los abrasapuentes, los espadas grises y los guardias de caravana que no han huido, se preparan para defender a los ciudadanos de Capustan que no han podido ser evacuados o no han querido abandonar sus hogares, en la que se recodará como una de las batallas más feroces que jamás haya habido en el continente de Genabackis.
Por fin el ejército de tenescowri se lanzó al ataque. Sikus, líder por votación, comandaba la defensa. “¡Aguanten las posiciones!¡No cedan ni un ápice! A mi señal… ¡arqueros disparen!”
La defensa, bien organizada, pudo repeler los primeros envites del ejército hambriento, pero eran muchos, demasiados, y finalmente consiguieron hacer una brecha en la puerta, por la que los soldados tenescowri se colaban por cientos. Esto hizo dudar a los defensores, que fueron incapaces de escuchar ya a su líder en el fragor de la batalla. Sikus gritaba, pero nadie le escuchaba, y cada uno de los soldados se enfrascó en batallas individuales.
Finalmente,
@Danaang fue rodeado por el enemigo, que le dio muerte. Danaang apenas opuso resistencia. Se limitó a decir por lo bajini "aberyo ibjusti". Nadie supo que quería decir ya que no era un idioma conocido en el imperio malazano. Por lo demás, se puede decir que realmente ni siquiera estuvo en Capustan, ya que no quedaron ni los huesos, que los caníbales utilizaron para hacerse una buena sopa y dárselos luego a los perros (entre la carne y la sopa, dio para un regimiento entero). Nadie le echaría en falta. Así se produjo la primera de las bajas de las personas más relevantes del ejército malazano.