Cancelada la compra de ARM por parte de Nvidia debido a los “desafíos regulatorios”

Benzo
Nvidia y SoftBank han publicado sendas notas de prensa donde se indica que la compra de ARM por parte de Nvidia se cancela debido a “los significativos desafíos regulatorios”. De esta forma se pone fin a una operación valorada en 40.000 millones de dólares que podría haber cambiado para siempre el futuro de la industria de los semiconductores.

El acuerdo, que se anunció en septiembre de 2020, iba a ser uno de los más grandes del sector, ya que una vez completado habría convertido a Nvidia en un fabricante de GPU que tendría bajo su control ARM, una empresa cuya arquitectura y propiedad intelectual son clave para cualquier compañía tecnológica. De los diseños de ARM depende Qualcomm, cuyos chips Snapdragon alimentan prácticamente todos los móviles Android, y Apple, que los usa para los procesadores de sus principales productos como iPhone y MacBook.

Debido a la importancia que ARM tiene para toda la industria, más de uno recelaba ante la posibilidad de que Nvidia pudiera convertirla en una filial. Cuando Nvidia anunció la compra de ARM prometió que la compañía mantendría su independencia y seguiría licenciado sus productos como hasta ahora, pero la desconfianza era demasiado grande. Por ejemplo, Qualcomm, Google y Microsoft mostraron su desacuerdo con la operación, la Comisión Europea inició una investigación y la Comisión Federal de Comercio pidió bloquearla.

Después de la fallida venta, SoftBank no se quedará de brazos cruzados. La kabushiki gaisha compró ARM en 2016 por 32.000 millones de dólares y ahora esperaba ingresar 40.000 millones de dólares, así que buscará otra forma de conseguir ese dinero. SoftBank ya ha comunicado que su intención es que ARM salga a bolsa y actualmente se prepara para llevar a buen término esta operación. La duda es dónde lo hará. ARM es una compañía inglesa que en el pasado cotizó en la Bolsa de Londres, así que el Reino Unido quiere que vuelva.

Otro de los efectos de la no compra de ARM es la activación de una cláusula que permitirá a SoftBank quedarse con los 1.250 millones de dólares que Nvidia avanzó. Sin embargo, Nvidia no se va con las manos vacías. No solo conservará la licencia de ARM durante 20 años más, sino que el nuevo director ejecutivo de la compañía pasa a ser Rene Haas, el hasta ahora responsable de propiedad intelectual de ARM, que casualmente fue vicepresidente de Nvidia durante siete años.