La pregunta es, ¿por qué? Christopher Hirsch, director de product branding de Intel, dice a The Verge que la prensa tecnológica, los minoristas, los fabricantes de equipos y los socios, han relegado el nombre Intel y los procesadores se identifican únicamente con una letra y un número. Una investigación de la empresa descubrió que era la palabra Core y no i5 o i7 lo que llevaba a la asociación con Intel. Si a esto le sumamos que tras eliminar la “i” no se puede acortar el nombre fácilmente, la decisión de aniquilar la vocal era la solución perfecta.
“La gente no irá por ahí diciendo ‘me he comprado un siete’”, dice Hirsch. La gente dirá que se ha comprado un Core 7 y, según los expertos, al ser la palabra Core la que está ligada a Intel, el nombre de la compañía estará siempre presente de alguna forma u otra.
Hoy no solo asistimos al asesinato de la “i” y damos la bienvenida a Core 3, Core 5 y Core 7, sino que también recibimos con un fuerte aplauso a los Ultra. Se trata de una nueva categoría de procesadores, Core Ultra 5, Core Ultra 7 y Core Ultra 9, cuyos detalles se conocerán más adelante. Hirsch avanza que los Core Ultra incluirán más funciones que los Core, como por ejemplo una gráfica al nivel de Arc integrada en el procesador o capacidades de IA.
A los entusiastas les alegrará saber que Intel mantendrá el identificador alfanumérico de los chips que permite identificar sus capacidades y generación. A continuación tenéis tres nombres de chips inventados que Intel ha ofrecido para demostrar que la nomenclatura no ha cambiado demasiado: Intel Core Ultra 9 1090H, Intel Core Ultra 7 1070K e Intel Core 5 1050U. Son solo tres ejemplos. Los HX, K, F y compañía seguirán existiendo como hasta ahora. Para los profanos en la materia, el sufijo del procesador indica las capacidades del mismo en función del segmento (sobremesa, portátil e integrados) al que pertenece.