En la creación de Project Scarlett el equipo de Microsoft ha trabajado conjuntamente con AMD para equipar la consola de un procesador completamente personalizado, algo muy habitual en la industria. A Sony se le dispensa el mismo trato en casa de Lisa Su, directora ejecutiva de AMD. En el caso de Project Scarlett tendremos un procesador basado en la arquitectura Zen 2 (Ryzen de tercera generación) y una tarjeta gráfica Navi (también conocida como Radeon RDNA) que harán uso de una cantidad aún no determinada de GDDR 6. Estos tres elementos serán los responsables de ofrecer juegos que puedan alcanzar los 8K y/o 120 FPS.
Además de unos ambiciosos 8K y 120 FPS, Xbox Scarlett tendrá soporte para raytracing (trazado de rayos) acelerado por hardware, ultra-low latency input y tasa de refresco variable. En cuanto al almacenamiento, tenemos una unidad SSD de “próxima generación” que permitirá eliminar, o como mínimo reducir a la mínima expresión, los tiempos de carga de los juegos. Además, la unidad de estado sólido se podrá usar como RAM virtual, según comenta uno de los desarrolladores que aparecen en el vídeo de Project Scarlett.
En cuanto a software y siguiendo la tradición, Project Scarlett será retrocompatible con todas las generaciones anteriores de Xbox (Xbox, Xbox 360 y Xbox One). Además, uno de sus juegos de lanzamiento será Halo Infinite.
La apuesta de Microsoft con Project Scarlett se parece bastante a la de Sony con la próxima PlayStation. Los japoneses también prometieron una consola basada en Zen 2 y Navi para ofrecer juegos en 8K y 120 FPS, uso de una unidad SSD y soporte para el trazado de rayos. Asimismo, por parte de Sony se habló de audio 3D y de la existencia de una unidad física, que de momento Microsoft no ha confirmado.