El debut bursátil de la empresa californiana es el séptimo más grande del año y el segundo mayor de cualquier empresa digital. El éxito del primer día ha disipado la preocupación de los inversores sobre otro caso como el de Facebook. Para evitar el mismo tropezón que la empresa de Zuckerberg, Twitter no incrementó notablemente el precio de su oferta pública el día previo a su salida a Bolsa, lo que permitió mantener estable la oferta de acciones aún con el aumento de precio tras la enorme demanda.
El desembarco de la empresa de microblogging en la Bolsa le permitirá recaudar 2.100 millones de dólares (aproximadamente 1.550 millones de euros). Una inyección monetaria que permitirá costear pérdidas, mejorar su diseño y financiar adquisiciones que mejoren la capitalización de la publicidad, una de las grandes debilidades de la red social.
Twitter llegó al parqué de Nueva York acompañada de sus fundadores Jack Dorsey, Evan Williams y Biz Stone. También acudió el consejero delegado Dick Costolo y tres usuarios destacados de la red social: el actor Patrick Stewart, la portavoz de la policía de Boston y la joven activista contra la esclavitud infantil, Vivienne Harr.
Aunque está claro que el inicio de la aventura ha sido bueno, varios analistas siguen expresando su preocupación sobre la posibilidad de que las acciones de la empresa del pájaro se estén pagando muy por encima de su valor. Estas dudas provienen sobre todo de la poca "fidelidad" de los usuarios con una red social determinada y a la pobre retención de usuarios en Twitter, los cuales solo pasan 12 minutos al día navegando en esta red, la mitad que en Facebook y mucho menos que en medios tradicionales.