Además de salir a matar hordas de zombis, recolectar recursos y completar misiones, los jugadores de State of Decay 2 deberán construir un lugar seguro para la comunidad. Este santuario se presenta como una base de operaciones cuya función va mucho más allá de ofrecer cuatro muros para protegerse contra los muertos y un techo bajo el que dormir. Se trata de una instalación totalmente personalizable que actúa como centro de mando para planear las estrategias antes de salir.
Para hacer crecer la comunidad será esencial buscar supervivientes, cada uno con su propia personalidad, necesidades, fortalezas y debilidades. A medida que los personajes progresan mejoran sus habilidades y acumulan una mayor variedad de armas, así que es importante mantenerlos con vida. Sin embargo, tener una comunidad más grande significa una mayor necesidad de recursos y tener más mano izquierda a la hora de gestionarla. El código moral de cada uno y las decisiones que se tomen tendrán consecuencias a largo plazo.
A State of Decay 2 se puede jugar solo con el apoyo de personajes controlados por la IA o con un modo cooperativo drop in, drop out para hasta cuatro jugadores, una de las grandes novedades de esta entrega. Aquellos que ya han podido probar este modo critican la obligación de que el grupo siempre permanezca unido, evitando así la posibilidad de formar dos equipos para asaltar unas instalaciones desde puntos diferentes o no poder dividirse para cumplir objetivos por separado.
Los interesados en State of Decay 2 pueden adquirir el juego en edición estándar por 29,99 euros o suscribirse al Xbox Game Pass, servicio donde el juego estará disponible desde el primer día.