Oculus Rift S equipa una pantalla LCD con una resolución de 2560 x 1440 (1280 x 1440 por ojo) a 80 Hz, que promete ofrecer una mayor nitidez y un menor efecto rejilla que su antecesor. Su sistema de seguimiento llamado Oculus Insight es inside-out (de dentro hacia afuera), y se sirve de cinco cámaras (dos frontales, dos laterales y una superior) para trasladar a la realidad virtual todos los movimientos del usuario. Se trata de una tecnología que no requiere de sensores externos y que también veremos en el autónomo Oculus Quest.
Otra de las características de Rift S será Passthrough+, que permite ver el mundo real en blanco y negro sin necesidad de quitarse el visor. Se trata de una función pensada para poder interactuar rápidamente con la realidad, por ejemplo, para coger una silla o hablar con alguien.
En cuanto a contenido, Oculus Rift S es compatible con la plataforma Rift, así que el nuevo visor tendrá acceso a toda a toda la biblioteca de juegos y software actual y futuro. Desde Oculus se destacan algunos títulos como Asgard’s Wrath, Defector y Stormland. Este último es la gran apuesta de Insomniac Games para la realidad virtual. En caso de tener un Rift S, los juegos se controlarán usando los nuevos mandos Oculus Touch, que han sido diseñados para funcionar con el sistema de seguimiento inside-out.
Oculus Rift S y Oculus Quest llegarán en primavera y ambos costarán 399 dólares. Rift S está orientado a los usuarios más exigentes, ofrecerá una mejor experiencia de realidad virtual y necesitará estar conectado a un ordenador. Por su parte, Quest ofrece unas menores prestaciones, es totalmente autónomo y va dirigido a un público más casual.