Intel promete tener maduro su proceso de 7 nm para 2023 y advierte de una merma de ingresos tras un año récord

Alejo I
Estamos en fechas de rendir cuentas, e Intel no podía pasar por alto su reunión con los accionistas. En especial considerando que el cuarto trimestre de 2020 fue realmente positivo a pesar de las dificultades. Así lo evidencian unas cuentas que durante los últimos tres meses del año pasado arrojan unos ingresos brutos de aproximadamente 20.000 millones de dólares, con un beneficio de 5.900 millones de dólares.

El año 2020 dejó resultados de récord, con casi 78.000 millones de dólares en ingresos (lo que supone un aumento interanual del 8 %) y unos beneficios de 23.700 millones (una reducción del 1 %). Si nos fijamos estrictamente en los ingresos brutos, se trata del quinto año consecutivo rompiendo los registros anteriores, aunque esa minúscula merma de beneficios deja entrever un 2021 que se prevé más complicado.

Según ha señalado Intel en su reunión con prensa y accionistas, el próximo trimestre los ingresos brutos caerán un 12 % con respecto al mismo periodo de 2020, proyectando un descenso general para todo 2021 del 6 %. Gran parte de esta merma debería producirse a raíz del enfriamiento de las ventas para centros de datos y servidores.

Más interesante para el consumidor puede ser el hecho de que Intel espera que su división Client (informática personal) vaya a tener que reforzar las cuentas de la empresa con un catálogo de productos que al menos a corto y medio plazo seguirán basados en progresivas actualizaciones de su nuevo proceso de SuperFin de 10 nm.

Sin ser el nodo más pequeño, Intel cuenta con que el rediseño de sus transistores y el trabajo de mejora de las iGPU le ayudarán a mantener su competitividad no ya ante AMD, sino también ante productos como los chips ARM de Apple.

¿Hasta cuándo durarán estos recién estrenados 10 nm? Esa es una pregunta para la que no hay respuesta, puesto que Intel tiende a "estirar" sus arquitecturas tanto como puede para maximizar su rentabilidad. Sin embargo, Intel cuenta con que su nodo de 7 nm habrá alcanzado la madurez para el año 2023. Pat Gelsinger, nuevo CEO de Intel, parece estar particularmente satisfecho con los trabajos de migración, a pesar de que no hace tanto 2023 se consideraba una proyección tardía, por no decir pesimista.

Otro detalle a tener en cuenta es que Gelsinger no quiso hablar sobre la posible externalización de sus procesadores. Al parecer Intel aún está valorando subcontratar parte de la producción y todavía no hay nada que anunciar oficialmente, aunque según señala AnandTech, la meta es que para el año 2023 la mayoría de los productos de Intel sean fabricados por la propia compañía. Esta circunstancia básicamente tira por tierra cualquier posibilidad de que la firma esté pensando en deshacerse de sus fundiciones, tal y como aventuraban algunos rumores.
Fuente: AnandTech