Las cifras de ventas aún son menos favorables si se comparan con los lanzamientos de PlayStation 4 y Wii U. Sony consiguió despachar 322.000 unidades en sus dos primeros días en Japón, y Wii U cosecho 308.000 unidades vendidas en su primer fin de semana. Según Famitsu, PlayStation 2 con 630.552 unidades traspasadas sigue siendo la consola que ha gozado del mayor lanzamiento en el país del Sol Naciente.
En cuanto a software, Titanfall consiguió vender 22.416 unidades, la mayoría incluidas en el pack junto a la consola. Le siguen Kinect Sports Rivals y Dead Rising 3 con 14.191 y 7.330 unidades respectivamente.
Ha sido una triste bienvenida para Xbox One, pero no una gran sorpresa dada las enormes dificultades que Microsoft y sus consolas han tenido históricamente en Japón. A ello hay que sumarle un lanzamiento siete meses después que PS4 y casi dos años después de Wii U. Tampoco han ayudado la alineación de títulos ni la percepción del cliente japonés, que ve en Xbox One un producto orientado hacia el estilo de vida occidental.