Las frases con las que sus creadores definen a Necropolis, como "descenso a la mazmorra diabólica" o "Muerte (con amigos)" dejan claro que el carácter del juego se enfoca hacia los jugadores que se consideran más hardcore, en un nuevo proyecto (de entre muchos clásicos y bastantes en los últimos años) en el que la dificultad abrumadora cobra protagonismo propio. Con un aspecto gráfico minimalista (que también se refleja en unos ínfimos requisitos de GPU) y controles sencillos, el enfrentamiento a los innumerables enemigos y la progresión de nuestras habilidades y equipamiento toman el papel central en un título que funciona mejor cuando hasta cuatro amigos participan en el asalto.
El otro protagonista de Necropolis, la titular mazmorra, cuenta en la historia con un carácter mágico que se refleja en la reconstrucción procedural de su disposición después de cada derrota. La muerte de los avatares es permanente, pero la progresión del jugador se mantiene entre partidas en forma de habilidades de combate, mejoras disponibles y conocimientos sobre el entorno. Además de la abundancia de recompensas en forma de nuevas armas, equipos y habilidades, el juego cuenta con mecánicas para la composición y transformación de objetos.
Necropolis estará disponible en verano para las plataformas citadas (de momento no se menciona una versión para ordenadores con GNU/Linux, aunque es probable que aún llegue), después de que el estudio decidiese retrasar unos meses su lanzamiento en Steam para que coincida con el del título en consolas. Merece la pena destacar que este no es el único proyecto de interés en el que trabajan en Harebrained Schemes (aunque sí el único en el que no han recurrido a la microfinanciación para el desarrollo), ya que a finales de 2015 anunciaron su ambicioso Battletech, que a juzgar por los casi 3 millones de dólares de su campaña nos devolverá el combate táctico con Mechs con todo el esplendor de los mejores títulos de antaño.