Kinect llegó al mercado rodeado de una gran expectación en noviembre de 2010 y en dos meses ya había vendido más de 8 millones de unidades. Esta marca le permitió al periférico inscribir su nombre en el libro Guinness World Records como el dispositivo electrónico más rápidamente vendido de todos los tiempos en sus primeros 60 días. Entre todas sus versiones, Kinect ha conseguido vender más de 35 millones de unidades en todo el mundo.
A pesar de que Kinect se vendió como un dispositivo que tenía como objetivo ofrecer una nueva forma de jugar e interactuar con la consola, también se aprovechó fuera de su medio original. Sus cámaras para crear un mapa de profundidad y procesar el espectro humano visible junto a los micrófonos, procesador, acelerómetro y un precio ajustado por la tecnología que ofrecía, lo transformaron en un producto ideal para que los más curiosos le pusieran las manos encima. Los investigadores también usaron sus sensores en diferentes estudios e incluso llegó a entrar en los quirófanos para ayudar a los cirujanos.
Pero Microsoft insistía en que Kinect era un periférico ideal para interactuar con su consola, así que trabajó en una nueva versión y decidió que se vendiera sí o sí junto a Xbox One, a pesar de que esto supusiera un aumento de 100 euros en el precio de la consola. Kinect se transformó inmediatamente en una rémora para Xbox One, hasta que Phil Spencer, jefe de la división Xbox, anunció que la consola se desprendería del periférico. Esta decisión permitió rebajar el precio de Xbox One hasta los 399 euros. Ahí empezó a morir Kinect y a resucitar Xbox One.
A pesar de su tortuosa historia no podemos calificar a Kinect como un proyecto fallido. La investigación y hardware que dieron como resultado su concepción han ayudado a Microsoft a desarrollar otros productos. Por ejemplo, la tecnología de Kinect se encuentra en HoloLens, las cámaras de los portátiles que utilizan el sistema de identificación Windows Hello o en los dispositivos de realidad mixta para Windows.
Incluso Apple apreció el potencial de Kinect y decidió en 2013 comprar PrimeSense, compañía responsable del procesador que equipaba la primera versión del dispositivo. Los resultados de esta adquisición se encuentran en el iPhone X y su cámara con sensores.