El escándalo de Cambridge Analytica consume la imagen de Facebook y se lleva un 7 % de su valoración

Alejo I
Facebook se enfrenta al que podría ser el peor escándalo en la historia de la compañía después de que este fin de semana se diera a conocer que Cambridge Analytica, una consultora extraordinariamente controvertida por su papel a la hora de diseminar propaganda política a través de las redes sociales, accedió ilícitamente a los datos de 50 millones de perfiles de Facebook.

El suceso salió a la luz de forma algo críptica cuando Facebook suspendió sus acuerdos de colaboración con Strategic Communication Laboratories y su filial de análisis de datos Cambridge Analytica por "infringir las condiciones de uso". Este hecho, explicado en términos más fáciles de entender, está relacionado con la captación de información personal de millones de usuarios sin su consentimiento para elaborar perfiles políticos utilizando modelos matemáticos.

Usando el big data para crear propaganda viral teledirigida


Pero en realidad Facebook estaba reaccionando de forma defensiva. Para entonces la red social ya sabía que Christopher Wylie, un antiguo empleado de la Cambridge Analytica, había acudido a la prensa para documentar las infracciones, lanzando una investigación por parte del diario The Guardian y el canal de televisión Channel 4 que sigue revelando detalles lo suficientemente enrevesados para servir de argumento a al mejor (o peor) techno thiller jamás escrito.

Para empeorar la situación, la reacción inmediata de Facebook fue cargar legalmente contra los medios implicados y cancelar las cuentas de Facebook, Instagram y WhatsApp de Wylie, echando aún más leña al fuego.

De acuerdo con el relato de Wylie, Cambridge Analytica utilizó los datos obtenidos en Facebook para generar propaganda desplegada durante las últimas elecciones presidenciales de Estados Unidos en su papel como colaboradora de la campaña de Donald Trump.

Uno de los antiguos miembros del consejo de Cambridge Analytica, de hecho, fue Steve Bannon, antiguo jefe de estrategia de Donald Trump, y su propietario es Robert Mercer, un milmillonario estadounidense conocido por sus donaciones a las causas del partido republicano y el Brexit, llegando a ceder los servicios de Cambridge Analytica a la campaña Leave.EU. Solo son dos de las numerosas conexiones de esta empresa británica especializada en el big data, haciendo imposible separar el componente político de lo que de otra forma hubiera sido una (considerable) noticia tecnológica.

Caída del 7 % en bolsa e investigaciones en EEUU, Reino Unido y la Unión Europea

Como consecuencia de estas revelaciones, Facebook se ha llevado un raro baño en la bolsa, con una abrupta caída del 7 % que equivale a una pérdida en su capitalización de mercado de aproximadamente 40.000 millones de dólares. Este descalabro no solo sería en reacción directa a lo sucedido, sino al temor de que el suceso implique una mayor regulación de los datos personales a los que pueden acceder empresas como Facebook y sus socios.

Los responsables de Cambridge Analytica discutieron en cámara oculta sus actividades, que según su propio testimonio incluye la creación de campañas virales para desacreditar a rivales políticos en las redes sociales, llegando a proponer el uso de prostitutas extranjeras para obtener imágenes comprometidas. Los contenidos virales serían transformados en propaganda dirigida con precisión a los perfiles más receptivos utilizando los datos extraídos ilícitamente de Facebook.

En puridad, y a pesar de su enorme complejidad, el escándalo de Cambridge Analytica acaba de comenzar.

Las autoridades estadounidenses ya se han puesto a trabajar en el caso, pero no son las únicas. También el Reino Unido ha abierto su propia investigación por parte de la Comisaria de Información del país, mientras que Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo, ha anunciado otro proceso en la Unión. Todavía se desconoce cuántos perfiles europeos fueron accedidos ilícitamente por Cambridge Analytica, pero aparentemente fueron una cantidad importante.

Llegados a este punto de la historia, es importante señalar que Cambridge Analytica nunca accedió ilícitamente a los servidores de Facebook o perpetró ninguna clase de hackeo. La recogida de información personal se realizó de forma estrictamente correcta desde el punto de vista tecnológico; la compañía solo habría contravenido las normas de Facebook (y potencialmente infringió la privacidad de millones de usuarios) al obtenerla amparándose en que solo usaría dichos datos con fines académicos. Lo que a su vez supone otro enorme dolor de cabeza para Facebook, puesto que queda en evidencia su total incapacidad para poner freno a la información ofrecida a sus clientes.

Otro problema realmente serio para Facebook es que, de acuerdo con el testimonio de Wylie, la red social conocía desde hace dos años que Cambridge Analytica había accedido a información filtrada y no advirtió a los usuarios al no considerar este suceso una infracción de los protocolos de seguridad de la compañía.

Esta circunstancia va a complicar inmensamente procesos ya abiertos en el Unión Europea, pero también ha levantado las iras de ciertos accionistas frustrados con el papel que ha tenido la compañía en esta crisis.

La nueva normativa europea de protección de datos entrará en vigor en el mes de mayo con penas muy importantes. Entre las medidas contempladas para evitar este tipo de situaciones, la directiva contempla una sanción económica máxima de hasta el 4 % de los ingresos globales de la compañía infractora.
Fuente: Reuters