La operación permitirá a Apple incorporar a su plantilla unos 2.200 empleados de Intel, que llegarán acompañados de cuantiosa propiedad intelectual, equipos y experiencia. Los de Cupertino detallan que con esta adquisición pasarán a tener una cartera con más de 17.000 patentes de tecnología inalámbrica, que van desde protocolos hasta la arquitectura de módems. Por su parte, Intel mantendrá la capacidad de desarrollar módems para dispositivos que no sean smartphones, incluyendo ordenadores, Internet de las cosas y vehículos autónomos.
A partir de ahora Apple pasa a ser una compañía un poco más independiente, con un potencial mucho mayor para desarrollar sus propios módems para smartphones. A la larga, esta capacidad liberará a los de Tim Cook de las imposiciones de Qualcomm, que con su tecnología y patentes se impone como quiere en el mercado de módems para móviles. Un dominio que a juicio de Apple se transformó en una tiranía cuando Qualcomm les quiso cobrar lo que en su opinión era una cantidad desmesurada de dinero por el uso de patentes esenciales. Unas disputas legales que recorrieron el planeta y que finalmente terminaron en un acuerdo.
Esta adquisición es una de las más importantes en la historia de Apple. Nunca antes había incorporado a tantos empleados de otra compañía, mientras que en términos financieros solo está superada por los 3.000 millones de dólares que pagaron por Beats.