Los días de vino y rosas para los fabricantes de memoria han llegado a su fin. Tras una pandemia, un confinamiento y un refuerzo del teletrabajo que revitalizaron las ventas de ordenadores como nadie esperaba, llega la resaca, que se traduce en unos almacenes que no pueden ser desatascados tras una súbita caída en la demanda. Según informa
Bloomberg, el resultado es una de las peores crisis jamás experimentadas por la industria. De acuerdo con múltiples fuentes consultadas por la agencia de noticias, los grandes fabricantes de chips de memoria tenían confianza en que los proveedores iban a…