Si hablamos exclusivamente de lo monetario, año a año los ingresos de Intel se han mantenido prácticamente planos, con una caja bruta de 12.900 millones de dólares durante el segundo trimestre de 2025, pero sus pérdidas aumentaron un 80 %, pasando de 1.600 millones a 2.900 millones de dólares.
En el plano industrial, la compañía ha confirmado la cancelación de sus planes para levantar una megafactoría de procesadores en Magdeburgo, Alemania, así como una planta de ensamblaje y testeo en Polonia. También pondrá fin a sus instalaciones en Costa Rica, donde tenía otra planta de ensamblaje y pruebas, aunque conservará parte de su plantilla para otras labores.
Lip-Bu Tan, el nuevo CEO de Intel, es muy claro en cuanto a lo que espera de la compañía a corto plazo: o empieza a volar o se estrellará. Según Tan, si no logra obtener un cliente externo para su nuevo proceso 14A, necesario para financiar sus fundiciones, podría pausar o incluso cancelar el desarrollo interno de nodos de próxima generación. Llegados a ese punto, los efectos serían catastróficos.
Mientras sigue vendiendo sus servicios como fabricante de semiconductores para terceros, compitiendo con Samsung y TSMC, Intel piensa reforzar su apuesta por el máximo rendimiento. La compañía ha anunciado que recuperará el procesamiento multihilo SMT (Hyper-Threading) para sus procesadores orientados a servidores y centros de datos, haciéndolos más versátiles y eficientes.
Todavía no está del todo claro si Intel también piensa incorporar esta tecnología en su catálogo de procesadores de consumo, pero sabemos que los nuevos chips SMT llegarán con la generación Coral Rapids, sustituta de Diamond Rapids. Con este cambio Intel espera poner freno a su sangría en el mercado de los servidores, donde su cuota ha caído al 55%.