Tras la detención del administrador de Rojadirecta bloquean sus cuentas con 11 millones de euros

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La Policía Nacional ha confirmado la detención y posterior puesta en libertad el pasado jueves de Igor Seoane Miñán, administrador de Rojadirecta, y cinco de sus colaboradores por ofrecer “sin autorización y de forma gratuita, eventos deportivos en streaming, vulnerando presuntamente los derechos de propiedad intelectual”. Durante la investigación también se ha procedido al bloqueo de 15 cuentas bancarias donde se habrían ingresado más de 11 millones de euros.

El administrador de Rojadirecta fue arrestado la semana pasada en el Juzgado de lo Mercantil número 1 de A Coruña, tras acudir a declarar como testigo en un juicio (uno de los varios que tiene pendientes). Según la Policía el investigado abandonaba el juzgado “disfrazado con peluca, gafas y un casco de moto, con otros tres acompañantes vestidos de manera idéntica”. Una performance que probablemente buscaba proteger su intimidad.

“Tras una ardua y minuciosa labor de investigación” la Policía afirma haber acreditado que en las cuentas bancarias administradas por Igor Seoane se habrían ingresado más de 11 millones de euros. Antes de ser detenido Seoane afirmó ante el tribunal que la única fuente de ingresos de su empresa provenía de las casas de apuestas y negó en todo momento relación comercial con los usuarios que agregan enlaces en su web. "No tengo relación con nadie, ni con contenido ni legal ni ilegal, excepto con los clientes como son las casas de apuestas", dijo Seoane, quién sigue describiendo su web como un servicio "intermediario".

El magistrado no considera que exista riesgo de fuga ni de destrucción de pruebas, motivo por el cual actualmente el administrador de Rojadirecta se encuentra en libertad pero con la obligación de comparecer mensualmente en el juzgado. Este no es el único litigio en el que está envuelto Igor Seoane, quien además de estar pendiente de la investigación que llevó a su detención tiene dos causas civiles abiertas contra Rojadirecta.
Fuente: El Mundo