Actualmente ya existen robots militares y aeronaves autónomas que no requieren de un control remoto por parte de una persona, pero no pueden usar armamento letal sin la intervención humana. La posible desaparición de esta última premisa plantea varios dilemas éticos, por ejemplo, saber quién es el responsable de un crimen cometido por una máquina totalmente autónoma.
Los responsables de la campaña “Stop Killer Robots” afirman que las armas letales autónomas constituyen una posible amenaza para la humanidad y deben ser prohibidas. En su opinión "no se puede garantizar que los sistemas de armas autónomas respeten de forma predecible el derecho internacional" y el hecho de que los países no hayan debatido su control supone un gran riesgo.
En un reciente informe Human Rights Watch recomienda “prohibir el desarrollo, la producción y el uso de armas totalmente autónomas a través de un instrumento legal internacional”.
Quienes están a favor de las armas robóticas sostienen que las leyes de guerra actuales bastarían para resolver cualquier problema con las armas autónomas, y que en todo caso una moratoria sería mejor alternativa a la prohibición absoluta.