“Creo que podría llegar a ser posible”, comenta el jefe de producto Marcin Paczynski cuando le hablan sobre si le gustaría ofrecer en GOG juegos de PlayStation para PC. “Sin embargo, y esto es algo que hemos estudiado, sería algo muy, muy complicado”. No se trata de una cuestión técnica, sino de un problema legal con los derechos de los juegos antiguos. El equipo detrás de GOG es un especialista en ambos campos, pues su tienda es conocida por volver a poner a la venta en formato digital clásicos olvidados para PC.
“No diría que es imposible y la verdad es que me encantaría tener algunos juegos clásicos de consola en GOG. Podríamos hacer que funcionasen”, añade Paczynski. Es algo que quizás sabe a ciencia cierta porque el tema y la entrevista terminan con una sonrisa cuando afirma que “quizás ya lo hemos intentado”. Quién sabe si con el tiempo, un buen emulador y la voluntad de todas las partes para resolver los temas legales nos permiten ver los juegos clásicos de consolas en GOG.
GOG siempre ha enarbolado la bandera del anti-DRM, una filosofía que se explica en parte por la experiencia con la piratería que sus responsables vivieron cuando esta práctica llegó a Polonia, para entonces un país deprimido que estaba dejando atrás su época comunista. Piotr Karwowski, gerente de GOG, afirma que durante el inicio de la piratería la gente entendía que las copias ilegales eran legales, mientras que las unidades oficiales eran una edición especial.
“Los juegos eran caros y normalmente la gente te preguntaba por qué gastarte tanto dinero en uno si puedes ir al estadio [instalaciones deportivas al aire libre que en el pasado se usaban para vender productos de forma ilegal]“, comenta Karwowski. “No sabíamos que en realidad era pirateado”, añade Oleg Klapovsky, jefe de operaciones de GOG. “Íbamos al mercadillo y comprábamos los CD-ROM en cajas de plástico pensando que lo adquirimos directamente al desarrollador o editor”.
Ver que el DRM es algo inútil fue uno de los detonantes para que GOG prescindiera de esta protección en sus juegos, incluyendo las grandes producciones como The Witcher. Para ellos la mejor forma de proteger su obra es hacer que valga la pena pagar el precio que establecen por sus videojuegos.