La peculiaridad de ambas demandas es que tienen como primer objetivo a los jugadores tramposos y no al servicio que ofrece el software que los habilita. Epic Games acusa a los demandados de una infracción de derechos de autor y un incumplimiento de la licencia de usuario final (EULA, por sus siglas en inglés). Además, la compañía afirma que el desarrollo del programa para hacer trampas y su uso arruina la experiencia de los jugadores que actúan de forma honesta.
En el pasado empresas como Blizzard Entertainment han tenido éxito al usar la infracción de derechos de autor como base para ir en contra de los servicios que proporcionan trampas. Hace pocos meses los de Irvine consiguieron que Bossland, una compañía alemana conocida por los programas para hacer trampas Honorbuddy, Watchover Tyrant o Hearthbuddy, fuera condenada a pagar 8,6 millones de dólares por 42.818 casos de infracción de derechos de autor.
En Estados Unidos cada caso de infracción de derechos de autor conlleva una multa de hasta 150.000 dólares.
Los trucos permiten apuntar de forma automática o ver a los enemigos a través de las paredes.
Las acciones legales de Epic Games no llegan por sorpresa, pues en la demanda se detalla que Vraspir ha visto suspendida su cuenta de Fortnite hasta nueve veces. Además, recientemente la compañía ha dejado claro en un la web oficial del juego que enfrentarse a los tramposos es su “prioridad número uno [...] trabajamos constantemente contra los tramposos y contra aquellos que proporcionan esas trampas”. Actualmente la web AddictedCheats.net ha cerrado la sección dedicada a Fortnite por “problemas legales”.
Epic Games no ha querido dar pistas sobre las herramientas que usa para aplacar a los tramposos, pero afirma que “miles de jugadores ya han sido expulsados y no pensamos parar de hacerlo”. Fortnite y el modo free-to-play Battle Royale están disponibles para PlayStation 4, Xbox One y Windows PC.
