Las nuevas llaves se pueden imprimir en una enorme variedad de materiales, desde un modelo básico de plástico por 10 dólares, hasta una (quizá) excesiva llave de oro macizo a partir de 4.000 dólares. En la propia llave se pueden imprimir modelos en 3D de personas, objetos o símbolos, e incluso se puede elegir un diseño que sirve como abrechapas.
La aplicación gratuita para smartphones escanea la llave a partir de una foto de la original por ambos lados y fuera de un llavero, como medida de seguridad. Una vez registrada, la llave se puede enviar a familiares o amigos que la necesiten para imprimir sus propias copias. Del mismo modo, el propio usuario puede acceder a su llavero digital desde cualquier otro dispositivo con conexión a Internet.
El servicio que promete dejar sin trabajo a los cerrajeros tradicionales ya está activo en la ciudad de Nueva York, con cinco quioscos funcionando en varias tiendas 7-Eleven y Bed Bath & Beyond repartidas por Manhattan. El plan de KeyMe es extender su servicio a otros grandes núcleos estadounidenses a principios de 2014.
En materia de seguridad, la aplicación para iOS requiere un email y una clave para aceder al llavero virtual, mientras que los quioscos requerirán también autentificación con huella dactilar. Aunque es sin duda una idea extremadamente práctica para los más despistados, es lógico que nos preguntemos si estamos dispuestos a que un posible ratero nos robe las llaves al mismo tiempo que el móvil.