Estudio interesante sobre la brecha salarial. Ya sabemos que la discriminación por salarios está más que desmentida, pero ¿qué ocurre si anonimizamos por completo los trabajos y además son las propias personas buscadoras de trabajo quienes eligen qué hacer? Pues tenemos este estudio:
https://journals.plos.org/plosone/artic ... ne.0229383Se incluyeron 22271 trabajadores que realizaron 5 millones de tareas en una plataforma online anónima. De todos ellos, 12312 mujeres, 9959 hombres. Controlaron por experiencia, educación y otros factores. Las tareas son acciones de corta duración por la cual los ofertadores pagan una cantidad. Básicamente consisten en encuestas o trabajos de clasificación.
Quien ofrecía la oferta estaba cegado al género de quien aceptaba la oferta, de hecho no conocía nada de él. Hace una oferta, quien quiera la acepta y luego tiene que valorar si se ha cumplido con los requisitos de la oferta. Si es así, se procede al pago.
Las tareas a realizar suelen ser siempre bastante similares, lo cual reduce el efecto de la variable por la que siempre suelen fallar los estudios que encuentran discriminación salarial: no analizan el mismo puesto de trabajo. Aún así, los autores las clasificaron por similitud y lo controlaron en el modelo estadístico.
No hay rigidez horaria, que suele alegarse como "discriminación estructural" hacia las mujeres aún sin tener en cuenta el sexo. O eso dicen los partidarios de la brecha, porque discriminación sin dolo, no creo que se pueda considerar discriminación. Pero bueno, como digo, no existe en esta plataforma, cada uno decide cuando trabajar.
La experiencia en la plataforma podría hacer que la gente con mayor experiencia aprenda a seleccionar las mejores ofertas y esto dicen que podría estar ligado al sexo ¿?. No explican el motivo para establecer esa relación, quizá los hombres entraron antes a la plataforma, pero sería raro ya que la mayor parte son mujeres. Así que decidieron controlar también por ello, junto con edad, estado civil, educación, ingresos y edad. Aunque luego dicen que la diferencia más que por eso podría venir de que las mujeres con hijos eligen lo que haya disponible, en vez de esperar a algo mejor (pero eso ya no está ligado con la experiencia, no sé por qué lo incluyen aquí).
Por último, controlan por cuanto tiempo tardaban en completar las tareas (lo cual podría ser dependiente de las habilidades del trabajador) y del salario/tiempo ofertado, el cual sería más indicativo de diferencias en las preferencias, al no depender de la habilidad.
La variable exposición fue el sexo. Las variables respuesta fueron los ingresos reales y los ingresos ofertados. Esto lo hacen porque hay gente que trabaja en más de una tarea a la vez y otros trabajan en “media” (como no hay horario, están haciendo otras cosas aparte de trabajar, por lo tanto, tardan más). Esto me parece la parte más floja del estudio, al convertir pago por tarea a pago por hora. Pero bueno, aun así nos sirve para ver si pueden existir brechas salariales por el mismo trabajo aún sin discriminar por sexo, por pura elección del trabajador (lo que pasa es que no lo podremos extrapolar a un trabajo pagado por hora). Fuera como fuera, los hombres completaron de media por trabajador 241 tareas y las mujeres 206. Los hombres completaron un 48,6% de las tareas, las mujeres un 51,4%.
Estimación por ingresos reales
En el modelo sin ajustar, las mujeres cobran 60 céntimos (un 10%) menos por hora que los hombres, de forma estadísticamente significativa. Cuando se tienen en cuenta las preferencias en cuanto a selección de tareas (no por ingresos, sino por tipo de tarea), la diferencia cae a 46 céntimos. Y cuando se tienen en cuenta el resto de factores, cae a 32. Estos 32 céntimos restantes de diferencia (56% respecto a los 60 céntimos iniciales) se explican porque los hombres son más rápidos completando tareas o son más multitarea.
Estimación por ingresos ofertados
El modelo sin ajustar indica que las mujeres seleccionaron tareas que se pagaban 28 céntimos menos la hora que los hombres. Cuando se tienen en cuenta todos los factores del modelo anterior, la diferencia baja a 20 céntimos. Hay que destacar que esto es independiente de las preferencias a la hora de elegir tareas por tipo, se basa en la diferencia única y exclusivamente por salario ofertado. Es decir, no es que porque decidan hacer tareas más “de mujeres” y el heteropatriarcado haya decidido que estas se paguen menos, los grupos estaban equilibrados entre hombres y mujeres. También fue significativo en este caso la edad (a mayor edad, menor diferencia) y el estado civil, siendo las mujeres solteras las que mayor diferencia presentaban, en comparación con las casadas o divorciadas. Esto tampoco es muy destacable, porque prácticamente es una covariante de la edad. Me explico, las solteras serán más jóvenes que las casadas y estas más jóvenes que las divorciadas, por lo que al final están midiendo la edad a través de una variable proxy, por eso les sale el mismo resultado.
La tarea media se pagaba a 4,88$ la hora, a diferencia de los ingresos reales, que fueron de 5,7$. Nuevamente la edad fue significativa, la diferencia era mayor en los jóvenes y se reducía conforme esta aumentaba. Las solteras nuevamente fueron las más afectadas. La raza con mayores diferencias fue la asiática y la menor la hispánica.
Luego estratificaron por número de tareas completadas por persona. Cuanto mayor era el número (y por lo tanto la experiencia) mejor elegían las tareas para cobrar más por hora y menor era la diferencia entre sexos. Los hombres tenían más experiencia que las mujeres, pero la mayor parte de los participantes eran gente sin experiencia.
Interesante destacar que cuantos más hijos tenían los participantes (hombre o mujer), MENOR era la brecha, contrario a lo que se suele decir.
Por último, analizaron la hora en la que trabajaba cada uno, por si acaso es que las horas en las que suelen trabajar hombres y mujeres difieren y las mejores ofertas salen en horario masculino. No se observó diferencia alguna.
Resumiendo, en una plataforma online de trabajo donde las tareas se asignan de forma anónima sin poder conocer el sexo, los hombres siguen cobrando más por hora. Esto no se debe a que haya “tareas de hombre” o “tareas de mujer”, pues los grupos estaban balanceados por tipo de tarea, aparte que las tareas en general ya eran muy similares de por sí. Además, si en vez de a las ganancias reales nos vamos a las ganancias ofertadas, aún así las mujeres siguen cobrando menos, es decir, tienen tendencia a elegir tareas que pagan menos por hora, aunque ponga el pago estimado en la propia oferta.
A diferencia del estudio de Uber, donde era perfectamente explicable porque se trataba de diferentes escenarios (influía la experiencia, trabajar en zonas peligrosas…), aquí no se da eso y parece deberse únicamente a la velocidad y capacidad de multitarea de los participantes.
Aparte del de Uber fue famoso otro estudio en Australia donde obligaron a anonimizar currículum. ¿Resultado? Las mujeres salieron perjudicadas.