Ya me extrañaba a mi ver a Roncero tan autocrítico, está claro que ya ha recibido la correspondiente bronca
No hay afición más autocrítica y exigente que la madridista, lo que explica que tengamos 15 Copas de Europa y aún nos parezcan pocas. Pero 24 horas después de la humillante derrota del Metropolitano conviene reseñar varias acciones arbitrales que, en caso de haberse producido al revés, hubiesen generado una catarata de comunicados de nuestros vecinos del barrio de San Blas.
Empezando por la plancha con los tacos que Nico Gonzalez le hizo a Carvajal en el minuto 40. Era roja de catálogo, como refleja el mes de lesión del capitán y el rastro de los tacos a lo largo de su tibia derecha. Alberola pudo no verlo, pero es inaudito que Del Cerro Grande, desde el VAR, no le llamase para que la chequease. El Atleti se quedaba con 10 y el Madrid ganaba 1-2. Ojo. Era otro partido. Y en la celebración de Sorloth del 2-2, justo antes del descanso, el nórdico se abraza a la grada, que se arremolinó en torno a él con 20 o 30 aficionados enloquecidos arracimados junto al noruego. Si le saca amarilla Alberola, hubiese acarreado su expulsión. Ya denunció Carvajal tras el derbi que en verano el CTA les recomendó que no celebrasen los goles en la grada “para evitar avalanchas”. Fijo que si Sorloth no hubiese tenido una amarilla se la habrían mostrado. El caso es que al descanso el Atlético del Cholo pudo irse con dos jugadores menos, por lo que el derbi habría sido totalmente distinto.
Sigamos. En el 49’, Güler incurre en juego peligroso al despejar un balón que iba a cabecear Nico (que por cierto ya no tendría que estar en el campo). El turco la golpea limpiamente, con el argentino lejos de su alcance, pero cuando Nico acerca la cabeza para rematar, la inercia del despeje de Güler le hace rozarle la cara con la bota. Juego peligroso que Alberola convirtió en penalti. Si pitan eso en el área de Oblak, al árbitro se lo comen. Hay más. Resulta que hay una regla, absurda por otra parte, que invalida una falta en libre directo si un jugador del rival se acerca a menos de un metro de la barrera. Eso hizo Le Normand en el golazo de Julián Alvarez. El VAR, de nuevo, se desentendió. Como lo hizo en el gol del francés en el 1-0, dado que se vio como agarraba primero a Tchouameni para impedirle saltar. Conclusión: jugamos de pena... pero nos tangaron como siempre.