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Clasificarse a la UEFA es un objetivo fácil. Además, mis aspiraciones son mayores que esas, por tanto, ningún problema.

Al igual que la temporada anterior, me piden ganar la copa de nuevo. Dependiendo de los cruces y el calendario, objetivo factible.

Alcanzar las semifinales de la Champions. Nuevamente dependiendo de los cruces y el calendario, objetivo factible.

Reducir la masa salarial 137.000 euros más, simple y llanamente imposible. Imposible si quiero aspirar a todo, claro, porque implicaría tener que reducir la plantilla y no estoy dispuesto a pasar por ahí. Por tanto, me niego. Total, en caso de ganar nuevos títulos, dudo que la directiva me vaya a despedir sólo por este apartado (y más cuando gracias a mí, la masa salarial se hizo sostenible).

Ganar todos los derbis implica una exigencia elevada, porque son cuatro (suponiendo que no haya alguno en copa) y no hay margen de error. Pero se puede conseguir.

Por tanto, de los objetivos dictados, sólo hay uno que no cumpliré fijo, el resto son posibles.

Como decía, la primera prueba de fuego fue la disputa de la Supercopa de España. Al ser campeón tanto de liga como de copa, la normativa establecía que el subcampeón de liga sería el contendiente del torneo, lo que implicaba que me vería las caras de nuevo contra el Zaragoza.

Y para desgracia de los maños, el reencuentro fue un calco de anteriores enfrentamientos, logrando un cómodo y holgado 1-5 en la ida que me permitió alinear a casi todos los suplentes en la vuelta, donde rubriqué el torneo con un 3-0 a favor, haciendo un global de 8-1.





La temporada comenzaba como había finalizado la anterior: sumando un nuevo título a las vitrinas.

Sin embargo, no hubo tiempo para excesivas celebraciones, porque la liga estaba a la vuelta de la equina y tocaba estar concentrado al máximo para afrontar al primer rival: el Betis. Y las cosas no fueron nada sencillas, se notaba que estaban doloridos por el 0-6 de la temporada pasada y empezaron amenazando la portería defendida por Cañizares al poco de iniciarse el partido:







Los béticos hacían gala de una intensidad inusitada, sacando garras y dientes, disputando cada esférico como si fuera el último y dificultando la conducción del esférico. Los acercamientos a su área no eran sencillos y apenas gocé de ocasiones destacables durante casi media hora. Pero entonces, un trallazo desde la frontal de David Villa, deshizo la igualada.



Sin embargo los béticos no se vinieron abajo y mantuvieron un bloque compacto y compenetrado con el que limitaron mis acercamientos y esperaron su oportunidad para establecer la igualada. Y lo consiguieron a la hora del encuentro, tras un centro desde la banda que remató con un voleón Assunção:



Poco después gozaría de una contra clara donde Villa quedó sólo en el área contra Doblas, pero una mano milagrosa del guardameta, evitó el segundo tanto a mi favor:





Afortunadamente la insistencia tuvo su premio y Villa realizó un desmarque dentro del área para fusilar sin piedad a Doblas en el minuto 70:



A partir de ese momento se apoderó la desesperación del cuadro verdiblanco, su rigor se hundió y en busca de la remontada se lanzó al ataque, abriendo más huevos atrás y permitiendo una mejor circulación del esférico. Un córner el minuto 75 supuso la sentencia:





Así obtenía los tres primeros puntos del casillero. Sin embargo, este primer encuentro dejaría constancia de un hecho que se repitió durante las primeras jornadas: los rivales habían tomado nota y me tenían leída la matrícula. Mi espectacular temporada anterior había implicado que los equipos contrarios salieran a jugar contra mí mucho más cerrados atrás y compactos, además de tratar de asfixiarme y ahogarme con una presión incesante e infernal, impidiendo que elaborara mi juego con comodidad.

El siguiente rival sería un Recreativo de Huelva contra el que a pesar de ser clara y absolutamente superior, no fui capaz de doblegarles, todo gracias a su cancerbero que literalmente estuvo en estado de gracia y me lo paró absolutamente todo. Para muestra, las estadísticas del encuentro:



Después del sabor agridulce de este empate, tocaba el debut en la máxima competición europea: la Champions. Mi primer rival sería el Red Bull Salzburgo, al cuál haría frente con mi once de gala. El partido no pudo empezar de peor manera, recibiendo el primer tanto a los cinco minutos, después de un centro de la banda que no atinó Cañizares a despejar y quedó muerto el balón delante de un rival, que sólo tuvo que empujarla:



Con ventaja en el marcador, el Red Bull Salzburgo se dedicó a destruir mi juego, impidiéndome avanzar y evitando por todos los medios que me acercara a su área. Afortunadamente la insistencia obtuvo su premio tras 15 minutos de intenso asedio:



A pesar de la igualada, el Salzburgo no bajó los brazos y prosiguió con su plan, el cuál casi le salió bien, hasta que en el último instante de la primera parte, nuevamente Morientes estableció el 1-2.

Ese tanto a última hora hundió moralmente al Salzburgo, circunstancia que aproveché al poco de iniciar la segunda parte, para en el minuto 54, establecer el 1-3 en el marcador (triplete de Morientes). Reyes sentenciaría el encuentro en el minuto 58 aprovechando un mal despeje en un córner, efectuando una gran volea:





El regreso a la competición doméstica depararía un durísimo partido contra el Madrid. Aunque me adelanté en el marcador en el minuto 10, con el orgullo herido, los blancos se lanzaron con todo al ataque, acosando y asediando la portería defendida por Cañizares... Hasta que obtuvieron su premio, primero a través de otra cagada de Cañizares (como contra el Betis) en un centro desde la banda que no atinó a despejar y metió involuntariamente Ruud van Nistelrooy (le golpeó en el muslo):



Posteriormente volvería a marcar el holandés aprovechando un rechace después de una buena parada de Cañízares.

De esta manera, me habían levantado el marcador en 20 minutos. Tocaba ponerse el mono de trabajo y luchar por la remontada. Sin embargo, el Madrid no estaría por la labor de facilitarme dicha empresa y mediante una presión elevada, dificultaban mi acercamiento a su área. Tampoco ayudaban las intervenciones de Casillas. Finalmente a la hora de encuentro, hallé un ansiado hueco por el cuál penetró un Villa que fusiló a Casillas dentro del área sin piedad. 13 minutos después, Villa conseguiría el tercer tanto a mi favor.

Los 17 minutos restantes fueron una dura agonía por el hecho de no ser capaz de sentenciar y temer el empate en una contra. Para ejemplo, esta imagen:



Por fortuna, el pitido final dejó el resultado en un definitivo 2-3.

Para la siguiente cita de la Champions contra el Benfica, estaba obligado a rotar y confiar en los suplentes. Y aunque no fue un encuentro fácil, no fallaron. Cazorla inauguraría el marcador en el minuto 58 con un potente cabezazo en un córner. La misma acción se repetiría en el minuto 70 con idéntico protagonista, sacando petróleo de las acciones a balón parado. El marcador no se movió más y me establecía como líder del grupo.

A continuación tocaba el primer derbi de la temporada contra el Villarreal, con la "obligación" de ganar para cumplir objetivos. La primera mitad fue muy intensa, con un submarino peligroso en las inmediaciones del área y un Barbosa salvador que desbarató unas cuantas oportunidades claras mías. No sería hasta el minuto 61 cuando un mal despeje en un córner, permitió aprovechar a Edu el rechace y poner el balón en el fondo de las mallas. A través de una contra en el minuto 73, Villa pondría fin a los milagros de Barbosa, estableciendo el 2-0. Pero el Villarreal nunca dejó de intentar la igualada y en el último suspiro, dejaron el marcador final en 2-1.

Después de tantos partidos sufridos, al fin tocó uno donde pude disfrutar sin ningún problema: contra el Getafe. Un cómodo 0-5 me permitió sumar otros tres puntos al casillero.

Un recién ascendido Sporting opondría buena resistencia e incluso llegaría a soñar con la remontada al lograr recortar distancias en una contra y quedar el marcador en 2-1. Pero Villa acabaría con el sueño de su ex-equipo en el minuto 59 con el 3-1 definitivo.

Nuevamente tocaba enfrentamiento contra el Zaragoza y la historia, se repitió una vez más. Cómodo 0-4 donde los maños nunca tuvieron oportunidad alguna de inquietarme.

La tercera jornada de la Champions depararía uno de los duelos más complicados que tuve que afrontar: el Olympiakos. Su dureza en el juego no sólo se tradujo en complicaciones para generar peligro, sino en la lesión de Albelda, con un esquince que le mantendría tres semanas en el dique seco.





Esta dura acción, sólo fue castigada con amarilla...

A pesar de dicho percance, pude obtener la victoria por 0-1. Un triunfo más y sellaría el pase a Octavos.

En liga la alegría continuaba con un contundente 4-0 contra la Real Sociedad, el único conjunto al que no había ganado en competición doméstica la temporada pasada.

El regreso a la Champions depararía el pase matemático a Octavos después de que el equipo suplente, lograra derrotar al Salzburgo por 0-4.

El complicado inicio liguero parecía haber pasado a la historia después de vapulear a ua Athletic que impotente, recibió un doloroso y sonrojante 7-0 (lo siento @Mc Mardigan ):



Con la clasificación lograda en la Champions, sólo se podía aspirar al pleno. El Benfica se jugaba seguir vivo en la competición y esperaba que el plantel B fuera magnánimo y misericordioso... Pero no fue así. Aunque el Benfica tuvo opciones de empatar el encuentro con el 1-2 en el marcador, la entrada de Villa como revulsivo permitió sentenciar el encuentro y eliminar a los portugueses de la máxima competición europea.

Un recién ascendido Almería opondría una valiente y decidida resistencia, jugando sin miedos y complejos, lo que les permitió anotar dos tantos... Aunque no fueron suficientes contra lo cinco que marqué yo.

Después de varias semanas de victorias cómodas, llegaba el primer match ball de la temporada: Atlético y Espanyol:



Ambos eran mis inmediatos perseguidores en el campeonato doméstico y eran mis dos próximos rivales en liga... Por tanto, las espadas estaban en todo lo alto. Si conseguía vencer, "eliminaría" dos contendientes de la lucha, pero si fracasaba... La liga estaría al rojo vivo.

Desgraciadamente hubo un acontecimiento, un evento, con el que no contaba para la primera de esas dos "finales": convocatoria con la selección. Ni Cañizares, ni Joaquín, ni Vicente, estarían disponibles para el vital encuentro contra el Atlético. La baja más sensible era sobre todo en portería, ya que Butelle, es notoriamente inferior a Cañizares.

Con el liderato en juego y las bajas antes mencionadas, el Atlético salió al terreno de juego consciente de que estaba ante una oportunidad inmejorable para darme caza y provocar mi caída. Su afición estaría ahí para alentarles en busca de la machada.

Los madrileños optaron por un bloque muy bajo y compacto que cerraba cualquier hueco que permitiera penetrar en su férrea defensa, mientras quedaban a la espera de una pérdida, un fallo, para adelantarse en el marcador. Y así fue:





Agüero adelantó a los suyos en una contra de manual ante la que Butelle, nada pudo hacer.

Con el valioso premio del gol, al Atlético se encerró aún más atrás, no estando dispuesto a ceder ni un sólo milímetro de terreno, viéndome obligado a disparar desde fuera para intentar forzar un error. Y el mismo, llegó a escasos segundos de finalizar la primera parte:









El disparo de Morientes botaría delante del guardameta del tlético, permitiendo establecer una valiosa igualada al término del primer acto.

En la segunda parte iría con todo, realizando un asedio que dejaba en anécdota el practicado a Calais en la guerra de los cien años. El desgaste en el equipo fue brutal, teniendo que efectuar tempraneros cambios de refresco para reponer fuerzas y seguir manteniendo la presión y el juego ofensivo. El Atlético fue incapaz de merodear mi área, apenas pasaba de medio campo... Pero a pesar de mi esfuerzo, no conseguía lograr el tanto de la victoria. Los minutos transcurrían, las ocasiones se sucedían, pero no llegaba el gol. Cada parada, cada ocasión fallada, era un suspiro menos para lograr la machada...

Y entonces, cuando todo parecía perdido, cuando parecía que el 1-1 sería el resultado con el que quedaría reflejado el marcador al término del partido... Llegó el milagro.

Un Cazorla que sustituía al convocado Joaquín por la selección, acometió una potente internada por banda para ejecutar un centro al área... Y un raudo Villa, llegó al mismo para de volea y previa colaboración con el poste, batir al fin la meta madrileña. Estallaba la locura:

















La insistencia, la perseverancia, la fe, habían dado sus frutos. Se había obrado el milagro.

En los últimos instantes mantuve la posesión y conservé una valiosíma victoria que me mantenía en lo más alto de la clasificación.

La siguiente parada sería un Espanyol (para el cuál no estaría disponible Vicente, con una lesión de tres semanas fruto de un esguince en su cita internacional... Que encima perdió España por 0-4 contra Austria...) que trató de intimidarme desde el comienzo. Pero el subidón de adrenalina del anterior partido no amilanó a una plantilla que con autoridad y contundencia, selló un 4-0 ante una afición che que disfrutó de su equipo.

El enorme y considerable esfuerzo acometido en estos dos encuentros, conllevó que los suplentes asumieran el último partido que restaba de la fase de grupos de la Champions, donde el Olympiakos, después de una nefasta trayectoria, sólo podía aspirar a clasificarse a la UEFA como tercero del grupo. Pero los jugadores no se habían olvidado del duro castigo físico que habían aplicado los griegos en la ida con su juego duro... Y vaya si se lo hicieron pagar con creces...

No hubo piedad, no hubo contemplaciones, no hubo prisioneros... El conjunto griego fue total y absolutamente arrasado con un aplastante 8-1 ante una afición valencianista que se quedó afónica de tanto celebrar los goles. El tanto de Rivaldo para los griegos fuera una mera anécdota en una noche sin cuartel...

La estadísticas no dejan dudas en torno a la magnitud de la contienda:



A pesar del complicado inicio de campaña, la misma se saldaba con 19 victorias (2 en Supercopa, 11 en liga y 6 en Champions) y un sólo empate (en liga). No había sido un periplo fácil, pero se había asegurado el pase a Octavos de Champions y una valiosa e importante ventaja de 6 puntos en liga, con sólo el Sevilla como como candidato al primer puesto:



Aunque el Barcelona estaba mejorando su desempeño respecto a la temporada pasada, no era suficiente para optar a la liga. Que decir de un Madrid que seguía de capa caída, con números deplorables.



Cádiz y Almería como recién ascendidos estaban teniendo un rendimiento aceptable. No se podía decir lo mismo de un Sporting que copaba el farolillo rojo.

Por otra parte, al Recreativo el periplo en la Champions le había pasado factura en liga, con unos números paupérrimos. Osasuna no consiguió superar la fase previa de la Champions (recordad que en estos años, sólo clasificaban directamente los dos primeros en liga) y arrastraba la caída libre del tramo final de la campaña anterior, ocupando puestos de descenso. El Racing parece que volverá a luchar otra vez por evadir la zona caliente que pudo evitar la temporada pasada gracias a los refuerzos invernales.

En cuanto a la Champions, los resultados eran los siguientes:







El Zaragoza dispuso de opciones hasta la última jornada, pero un empate les condenó a caer en la UEFA. Por su parte, al Recreativo le quedó muy grande la competición, a lo cuál tampoco le ayudó quedar encuadrado en el grupo de la muerte (Bayern y Lyon).

A parte de mí, el rival a batir del torneo, es el Bayern. Afortunadamente no me tendré que encontrar con ellos de momento, ya que me tocará enfrentarme a un segundo.

Finalmente, lidero por el momento todas las estadísticas: máximo goleador, portero más imbatido y máximo asistente.