“Podemos aprobar la adquisición propuesta de Fitbit por parte de Google porque los compromisos garantizarán que el mercado de dispositivos portátiles y el incipiente espacio de salud digital permanecerán abiertos y competitivos”, dice Margrethe Vestager, comisaria de Competencia. “Los compromisos determinarán cómo puede usar Google los datos obtenidos para fines publicitarios, cómo se garantizará la interoperabilidad entre relojes de firmas competidoras Android y cómo los usuarios podrán seguir compartiendo datos sobre salud y deporte si así lo desean”.
Las concesiones de las que habla Vestager y que ha aceptado Google incluyen no utilizar la información proporcionada por los productos de Fitbit, incluidos datos del GPS y de salud de cualquier usuario en el Espacio Económico Europeo (EEE), para fines publicitarios. Cuando Fitbit fue comprada la compañía aseguró que Google mantendría su compromiso con la privacidad y que los datos sobre el estado de forma de sus clientes no se iban a usar para los anuncios. Ahora este deber deja de ser una promesa al viento y queda escrito en un acuerdo ante la Comisión Europea.
Además, Google debe mantener una separación técnica entre su negocio y el de Fitbit y dar a los usuarios del EEE la opción de aprobar o denegar el uso de datos recopilados por los wearables para informar a otros servicios de la compañía, incluyendo el motor de búsqueda y Google Maps. Por último, Google mantendrá el acceso gratuito a la API de Fitbit y la suya propia de Android para así poder seguir apoyando a los otros fabricantes y desarrolladores de software.
La duración de los mencionados compromisos es de diez años prorrogables a otros diez por parte de la Comisión Europea, siempre y cuando justifique la necesidad de la extensión.