En Sons of the Forest los jugadores se ponen en la piel de un personaje que ha sido enviado a buscar un multimillonario desaparecido en una isla remota, pero cuando llega se encuentra con un infierno infestado de caníbales y mutantes. Solo o con amigos, los jugadores deberán fabricar, construir y luchar por su supervivencia en un mundo abierto “donde ningún lugar es seguro”. La libertad para enfrentarse a los peligros de la isla es total. “Tú decides qué hacer, adónde ir y cuál es la mejor forma de sobrevivir”, dice la descripción del juego. No hay NPCs que ordenen cosas ni misiones. Las órdenes las da el jugador y él decide todo lo que ocurre.
En la isla de Sons of the Forest hay caníbales, mutantes y animales hostiles. Los caníbales son los principales enemigos, se pueden encontrar por toda la superficie de la isla, la gran mayoría parecen humanos y pueden ir solos, en banda o agruparse en campamentos rurales. Se trata de unos enemigos muy territoriales que también son agresivos contra los mutantes. Por su parte, los mutantes ocupan los sistemas de cuevas subterráneas y eventualmente salen a la superficie solos o en manada. Este grupo incluye desde humanoides hasta grandes monstruos que atacan tanto a los jugadores como a los caníbales. La fauna se limita a tiburones y orcas.
Los consumibles, que se pueden encontrar en por toda la isla como en cadáveres de enemigos y animales salvajes, son un elemento esencial para la supervivencia. Los jugadores pueden tener cierta cantidad de consumibles en su inventario, pero hay que tener en cuenta que algunos pueden cambiar su estado y afectar negativamente al personaje en caso de no usarlos en un tiempo prudencial. Por otro lado tenemos los recursos que permiten construir todo tipo de estructuras como refugios, trampas, herramientas, muebles, torres de vigilancia y más. Respecto al arsenal, hay armas de fuego como pistolas y escopetas, así como ballestas y hachas.