Last Labyrinth es un juego de escape room donde los jugadores están atados a una silla de ruedas y tienen que colaborar con una misteriosa niña llamada Katia para poder resolver los rompecabezas y escapar de la mansión en la que están encerrados. El título ha sido creado gracias a una campaña de Kickstarter que recaudó 2,5 millones de yenes (unos 20.000 euros) y desarrollado expresamente para la realidad virtual, así que es una experiencia reservada para alguno de los dispositivos anteriormente mencionados.
Hiromichi Takahashi, productor y director de Last Labyrinth, explica en el blog oficial de PlayStation que el juego también cuenta con “varias representaciones de la muerte”. Cuando los jugadores fallan a la hora de resolver un rompecabezas, “tanto ellos como Katia mueren de diversas formas espantosas”, avisa Takahashi. “La comunicación y la falta de ella, la vida y la muerte, todo esto está hilado con los temas del juego”, dice el director. “Así que uno de los temas es la ‘falta de comunicación’. Parece un concepto muy interesante alrededor del que construir el juego”.
En Last Labyrinth hablamos de comunicación no verbal. Katia, que cuenta con la voz de Stefanie Joosten (Quiet en Metal Gear Solid V: The Phantom Pain), habla en un lenguaje desconocido por el jugador, motivo por el cual no pueden comunicarse con ella usando palabras. Esto significa que la comunicación será mediante el lenguaje corporal. Katia indicará mediante movimientos y reacciones que está esperando la opinión del jugador, y este deberá responder movimiento la cabeza de arriba abajo o de izquierda a derecha para responder sí o no.
Durante todo el escape room los jugadores siempre mirarán a Kaita, a la que además de asentir o negar se le podrán indicar objetos o zonas que sean de interés para que interactúe con ellas.