La historia de Chained Echoes se ambienta en un mundo de fantasía y estética medieval “donde es tan fácil encontrarse con dragones como con trajes mecánicos dirigibles”. Sus protagonistas son un grupo de jóvenes que viaja por el continente de Valandis con el objetivo de ponerle fin a la guerra existente entre sus tres reinos. Poco a poco nuestros héroes, cada uno con su propia historia, fondo y anhelos personales, se verán envueltos en una trama de traiciones y conjuras políticas. Los jugadores se irán poniendo en la piel de los diferentes personajes y a la larga sus tramas (y junto a ellas sus relaciones) se unirán.
La campaña para un jugador que ofrece Chained Echoes promete entregar entre 30 y 40 horas de contenido.
A la hora de entrar en batalla, Chained Echoes ofrece un sistema de combates por turnos que aseguran ser rápidos pero con una gran profundidad táctica. Esto se consigue con el sistema Overdrive, una barra dividida en tres colores (amarillo, rojo y verde) que se va rellenando en función de las acciones del jugador. Para sacar el máximo partido de las habilidades hay que procurar estar en la zona verde, y para conseguirlo la clave se encuentra en gestionar correctamente cómo y cuándo se usan los diferentes ataques y técnicas de los personajes.
Al contrario que en otros juegos inspirados en los JRPG, en Chained Echoes no hay encuentros aleatorios y los enemigos siempre son visibles. El juego también cuenta con la opción de personalizar un dirigible, durante los viajes y combates se puede hacer uso de un robot y tiene un sistema de fabricación (con equipamiento para cada personaje) así como la opción de obtener y robar varios objetos. Otra de las características del título es que no se sube de nivel con experiencia, sino que para aprender y mejorar las habilidades hay que conseguir unos objetos que se obtienen al derrotar a jefes.