El juego que fue presentado originalmente como "ARMADA" cambió el año pasado su nombre a "Lead to Fire", una frase tan confusa según sus desarrolladores (Pocketwatch Games, los responsables de Mónaco) que finalmente debieron cambiarlo al actual, un juego de palabras entre el término militar Tooth-to-tail y la naturaleza animal de los ejércitos del juego.
La estética de Tooth and Tail está definida por el trabajo del ilustrador Jerome Jacinto, un fan de la serie de libros Redwall que aporta un estilo similar a todos sus protagonistas, equipamientos y construcciones. En cuanto a la implementación con pixel art, sus responsables han buscado recordar el estilo de clásicos del género como el primer Command & Conquer adaptándolo al desarrollo actual basado en shaders y técnicas de iluminación realistas.
Para la mecánica de juego, desde su presentación los responsables del proyecto han apostado por descartar el esquema de teclado y ratón habitual en los rts y sustituirlo por una aproximación muy sencilla basada en el control directo de un abanderado que puede reagrupar en cualquier momento a sus tropas, un puntero para seleccionar estructuras y cuatro botones para administrarlas.
El juego final incluirá un modo historia que se puede jugar en solitario o en modo cooperativo a pantalla partida y varias modalidades competitivas. Los escenarios de las batallas se generan aleatoriamente en cada partida, un aspecto más que obliga a los jugadores a planificar sus movimientos y tácticas con agilidad para triunfar en enfrentamientos que no suelen superar los veinte minutos.
Aunque todavía no cuenta con una fecha fija de lanzamiento, el estudio promete sorprendernos con un próximo anuncio y desde hace meses ha dado visibilidad a las etapas de pruebas cerradas del juego con frecuentes retransmisiones de partidas sobre sus sucesivas iteraciones. Los desarrolladores esperan atraer con su inmediatez, el sencillo control y la variedad que proporcionan los personajes disponibles a los jugadores que habitualmente no se sienten atraídos por el género, pero también mantener el interés de los expertos en estrategia con una mecánica profundamente competitiva en la que la interfaz de control no limite las posibilidades de acción.