Musk asegura que Tesla comenzó a crear patentes para protegerse de que los grandes fabricantes se agenciaran de su tecnología y la desarrollaran a gran escala. Un riesgo que el CEO ahora considera inexistente: "La desafortunada realidad es justo la contraria: Los programas de coches eléctricos […] en los grandes fabricantes oscilan entre pequeños o inexistentes, constituyendo una media de mucho menos que un 1% del total de la venta de vehículos".
"El liderazgo de la tecnología no se define por las patentes, […] sino por la habilidad que tiene una compañía para atraer y motivar a los ingenieros con más talento del mundo. Creemos que aplicando la filosofía open source ("código abierto") a nuestras patentes reforzaremos en vez de disminuir la posición de Tesla en este ámbito".
Esta maniobra podría formar una nueva vía de mercado basada en la venta de baterías eléctricas a los fabricantes que utilicen las patentes abiertas. Un posible negocio que coincide en el tiempo con los planes para abrir nuevas fábricas para baterías en Estados Unidos y en Europa, que en el caso del viejo continente vendrá acompañada a su vez de un centro de investigación y desarrollo.
Dado que la producción global de coches nuevos se acerca a los 100 millones de vehículos por año con una flota total de aproximadamente 2.000 millones de coches, Musk asegura que es imposible "construir coches eléctricos lo suficientemente rápido para enfrentarse a la crisis del carbono actual". Un objetivo al que sin duda ayudarán las patentes de Tesla.