Desde Telefónica se considera que seis años es un periodo de tiempo razonable para que la desaparición de la tercera generación de redes no sea ni un problema ni un inconveniente para sus clientes móviles. El operador confía en que el avance de las redes 4G, a día de hoy las más usadas con una velocidad media de entre 20 y 40 Mbps, sean junto a la renovación de los smartphones sus aliados a la hora de ejecutar el 3G. Los cierto es que el despliegue 4G de Movistar tiñe toda España, pero en algunas zonas interiores la cobertura es media, mientras que el 4G+ queda reservado a localizaciones costeras y las principales capitales del país.
Hoy en día incluso los móviles más modestos tienen soporte para redes 4G y en las próximas semanas, en motivo del Mobile World Congress 2019 de Barcelona, deberíamos ver a los primeros smartphones de gama alta luciendo chips 5G gracias al procesador Snapdragon 855.
El 3G supuso el salto de la telefonía móvil a la banda ancha, mientras que el 2G habilitó entre otras funciones el uso de datos móviles y el cifrado digital, dos características que a día de hoy hacen que siga siendo una tecnología válida para la comunicación entre máquinas y el Internet de las Cosas. El plan de futuro es que el 5G sustituya en estos menesteres al 2G, pero se trata de un proyecto que aún no tiene plazos de tiempo, así que hasta nuevo aviso Telefónica mantendrá de forma indefinida sus redes de segunda generación.