Rocket League, sucesor de Supersonic Acrobatic Rocket-Powered Battle Cars (título para PS3 que vio la luz sólo en digital en 2008), refina la fórmula que tan bien explicaba aquel título, centrándose en extraer la máxima diversión posible de una premisa y estructura simples. Los que hayáis visto algunos de los episodios de Top Gear en los que llevan pequeños utilitarios a un campo de fútbol y luchan por el control de un gran balón ya conocéis la premisa básica: tan sólo hay que sustituir dichos utilitarios por agresivos vehículos que emplean cohetes para propulsarse, en un desafiante frenesí difícil de controlar que redefine el concepto de "juego aéreo".
El estudio desarrollador, Psyonix, afirma haber optimizado todo el juego para un funcionamiento óptimo de las partidas online para hasta 8 jugadores, que además permiten combinar indistintamente usuarios de PS4 y Steam. El título incorpora no obstante una opción de pantalla partida para hasta cuatro participantes, buscando llegar también al nicho de las peleascarreras de sofá ocupado habitualmente por los modos batalla de Super Mario Kart o Twisted Metal.
Rocket League llega hoy a PS4 (donde entra a formar parte de los "juegos con Plus") y Steam para equipos con Windows, avalado por las buenas críticas y una cantidad ingente de horas invertidas por los jugadores de la etapa de pruebas. El tiempo dirá si su popularidad se mantiene y garantiza una esencial población en sus servidores, o si se convierte en una moda pasajera como la de otros títulos con planteamientos más chocantes que duraderos.