La gran diferencia entre los dos fabricantes es que Nvidia ha optado por la optimización y la eficiencia de DirectX 11, permitiendo que todas sus tarjetas y juegos compatibles con la última versión de la API de Microsoft se aprovechen de ello. Los nuevos drivers tienen como objetivo reducir la sobrecarga de la CPU y aumentar la utilización de la GPU, básicamente lo hace Mantle y el mismo camino que está siguiendo DirectX 12, cuya disponibilidad no se espera hasta finales del 2015.
En competencia directa contra Mantle y según los datos presentados por Nvidia (en la imagen superior), una GeForce GTX 780 Ti con los drivers 337.50 Beta ofrece más imágenes por segundo en títulos como Battlefield 4, Star Swarm y Thief que la R9 290X de AMD con Mantle.
La mejora de rendimiento es mucho más notoria entre una misma tarjeta con los actuales 335.23 WHQL y los 337.50 Beta. Según Nvidia el incremento de sus configuraciones de una solo GPU es de hasta un 64% mientras que en configuraciones SLI sube hasta el 71%. Algunos títulos que notarán este incremento de rendimiento con los nuevos drivers son: Assassin's Creed IV: Black Flag, Batman: Arkham Origins, Battlefield 4, BioShock Infinite, Call of Duty: Ghosts, Far Cry 3, Hitman Absolution, Sleeping Dogs, Sniper Elite V2, Star Swarm, Thief, Titanfall, Tomb Raider y Total War: Rome 2.
Los nuevos drivers de Nvidia llegan acompañados de la GeForce Experience 2.0, su herramienta de ayuda al usuario y gestión de controladores. Las dos principales novedades de la versión 2.0 es la introducción de la tecnología Battery Boost para un ahorro energético en dispositivos portátiles y mejoras en la tecnología ShadowPlay. Ahora se permite grabar desde el escritorio, grabar juegos tanto en modo ventana como en pantalla completa y tanto con DirectX como con OpenGL.